Itzan Escamilla
Llegada de mi madre me tomaba por sorpresa, no la esperaba aquí y mucho menos ahora.
-Que lastima, son muy linda pareja. – dice mi mama
-Mama, vamos a hablar de esto pero no ahora. – le digo
-¿Por qué no le dices como están las cosas? Yo estaba con el por motivos equivocados pero me enamore de verdad y el sigue reprochándome eso, al parecer. – dice
-Joder, creo que jamás voy a lograr olvidarlo, eso tú lo sabes. – digo, acercándome a ella
Nos estábamos peleando como si estuviéramos solos, como si madre no estaba allí, me olvidaba de ella por un momento.
-Pensaba que eres más maduro, Itzan. – dice, cruzando los brazos
-Claro, debía perdonártelo todo y volver a caer entre tus brazos como antes, no importa si me estabas mintiendo todo este tiempo. ¿Es eso lo que quieres? – la pregunto
-No. – contesta
Después de pocos segundos damos la vuelta, mi madre nos estaba mirando, se sentía incomoda por estar en esa situación de vernos así.
-Perdón, Irene, que vergüenza. – dice Ester
-Tranquila, cariño. Voy a quedarme aquí al menos dos días, así que espero que alguien me explica qué demonios está pasando aquí. – dice
-Yo te explico todo, vamos a tomar un paseo. – le digo
Ambos salimos de apartamento, dejando a Ester allí, si mi madre quería oír toda la historia entonces es mejor que sea yo quien le diga y no Ester.
-Te voy a decir todo. – le digo, mientras tomábamos paseo
Ella me da un golpe en los brazos, era tan fuerte que me dolió, jamás hico eso, jamás me pegaba en la vida incluso cuando lo merecía.
-¿Qué fue eso? – digo
-Jamás debías tratar así a una mujer, Itzan. – dice, un poco decepcionada
-¿Cómo? ¿Gritarle? – pregunto
-Si, jamás te había visto tratarla de esa manera. ¿Qué tienes en cabeza, Itzan Escamilla? – pregunta
-Me hico mucho daño, eso es todo. – digo, tratando a encontrar cualquier excusa
-No quiero volver a verte comportar así, pareces a tu padre. – dice
-¡Yo no soy como mi padre! Deja de mencionarle, el no sigue estando en nuestras vidas, no tienes porque volver a meterle aquí. – digo
-¿Qué te está pasando, hijo? Tú no eres así. – dice
-¿Te vas a poner de su lado? – pregunto
-No, simplemente quiero que seas feliz y sé que ella es la única mujer que puede hacerte feliz, en el fondo sabes que eso es la verdad. – dice, poniendo mano sobre mi brazo
-No pienso volver con ella. – digo
-Estas cometiendo un gran error, no puedes seguir enojado toda la vida, lo sabes. – dice
Sentía enojo porque ella trata a hacerme ver como están las cosas, sigo enojado por todo lo que paso y no pienso olvidar que Ester estaba jugando conmigo. Quizás me molestaba el hecho de que tenía razón pero jamás pienso darme por vencido y dejar mi orgullo al lado.
-Lo siento pero no existe ninguna manera de convencerme a volver con ella, mama. ¿Por qué insistes en esto? Ni siquiera la conoces tanto, la conociste un vez. – digo
-La conozco bastante como para saber si es mujer perfecta para ti o no. Mira, no te voy a decir que hacer con tu vida pero no me llamas para consejos cuando sea demasiado tarde. Ella te da tranquilidad pero al parecer tú no quieres estar tranquilo, quieres otra cosa y eso es algo de que te vas arrepentir toda la vida, hijo. – dice
Sabía que tenía razón, todo lo que dijo era verdad, pero a mí no me importaba en ese momento. Tenía toda mi vida para pensar en qué hacer, cuando y como y sabia que debía existir alguna persona que me quiere de verdad, sin juegos y sabía perfectamente quien era.
-Mira, tengo que irme a algún lugar. ¿Puedes volver sola o quieres que te acompañe? – digo
-¿A dónde vas? – pregunta
-Tengo que ver un amigo. – digo, mintiéndola
-Vale, nos vemos luego. – dice, dándome beso en mejilla
En cuanto se fue decidí mandar mensaje a única persona que creo que había tratado mal y quería pedirle perdón.
Me fui a un café más cercano, pedí dos cafés y la estaba esperando.
Estaba un poco nervioso, no sabía que decir ni cómo comportarme con ella.
-Hola. – le digo al verla frente mi
-Perdón por llegar un poco tarde. – dice Sara
Me da un abrazo y sienta frente mi.
-Lo más importante es que llegaste, no sabía que querías tomar. – digo
-Café está bien. – dice con sonrisa
-Quería pedirte perdón por cómo te trataba antes, no te lo merecías. – digo
-¿Y de que viene eso? – pregunta
-Pues, debo reconocer que Ester no era la mujer perfecta, me engaño. – digo
-Lo sabía, digo esas cosas pasan más de lo que piensas. – dice, tomando mi mano
-¿Cómo lo sabías? – pregunto
-Yo también soy mujer, Itzan. Siento mucha tristeza por ti, de verdad. – dice, sincera
-¿Tienes prisa o puedes quedarte aquí un tiempo más? – pregunto
-No tengo nada que hacer todo el día, podemos quedar aquí cuanto tiempo sea necesario. – dice
Me sentía bien en su compañía, no podía explicarlo, necesitaba olvidarme de Ester y acercarme a Sara aun mas. Al menos ella si me quería de verdad, no estaba jugando conmigo, estaba sincera desde el primer día.
-Podríamos tomar unos tragos. – digo
-Vale, acepto. – dice
-No te vi en universidad mucho tiempo, me estaba preocupando. – digo
-Necesitaba encontrar un trabajo para poder pagar el resto de curso. – dice
-Joder, no lo sabía. – digo
-Estoy trabajando como camarera en un café, el trabajo es de puta madre, gano bastante dinero para poder dormir tranquilamente en las noches, al menos hasta que termino universidad. – dice
-Ya, entiendo. – digo
Jamás me encontraba en una posición así de tener que trabajar para poder pagarlo todo porque siempre tenía dinero suficiente como para vivir. Mi madre era una mujer que siempre trabajaba para mantenerlos a nosotros, fue aun más fácil cuando mi padre no estaba en nuestras vidas así que jamás me faltaba algo.
-Me hico mucha falta hablar contigo así. – dice
Yo me sonrió.
-A mi también. – digo
Quería empezar una relación de manera correcta, Sara era sincera así que no tendría ningún problema de estar con ella pero mi mente sigue estando al otro lado lo que no me gustaba para nada.