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Ester Expósito

No pudo negar que me encanto ver Itzan ponerse celoso de esa manera pero me preocupaba su comportamiento. Siguientes días pasaron en aburrimiento, estaba encerrada en casa, no podía ir a ningún lugar por mi estado, ni tampoco quería arriesgarme.

-Esto es para ti. – dice Itzan dándome el desayuno

-Que rico es. – le digo

Itzan sentaba a mi lado en cama, me estaba mirando mientras comía.

-¿Vas a seguir mirándome así? – le pregunto

-No puedo dejar de mirarte, eres hermosa. – dice, poniendo mano sobre mi rodilla

-Itzan, estoy desayunando. – le digo mientras me daba cuenta lo que hacia

El se sonríe, no dejaba de mirarme, sin embargo.

-Quería pedirte perdón una vez más. – me dice

-Itzan, yo no estoy enojada, estoy preocupada. – le explico

-¿Por qué? – pregunta

Dejaba comida al lado y lo miraba en los ojos.

-No tienes ninguna razón para ponerte celoso, sobretodo de un tipo que es mi mejor amigo de infancia y además no le gustan las chicas. – digo

-¿Jamás te cansaras de mi? – me pregunta

Yo ponía mano sobre mejilla de Itzan.

-Jamás. – le digo

Ponía ver preocupación y duda en ojos de Itzan, es como si me costara mucho convencerme de mi sinceridad, el tenia baja estima desde que lo conocí.

-Itzan, tienes que confiar en mí, si alguien tiene que tener celos o tener dudas soy yo. Eres muy guapo, atractivo, ya sabes que todas mujeres te quieren tener, todas mueren por ti. – le digo

-Lo siento pero es la primera vez que me pasa esto, estamos juntos y vamos a tener un hijo, todo eso lo voy a hacer con mujer que amo. ¿Puedes creerlo? – pregunta

-Nada se compara a ti. – le digo, dándole un beso en los labios

-¿Cuándo tienes la cita? – me pregunta

-Mañana. – le digo

Pasamos toda la tarde juntos, el no tendría que irse a universidad así que decidió quedar en casa.

Veíamos una película, luego me quede dormida, todo ese estado de estar embarazada me hico tener más ganas de dormir y comer.

Estaba dormida todo el día, en cuanto desperté sentí manos de Itzan sobre mi panza, fue un sentimiento mágico.

-¿Tu también tienes misma síntomas que yo? – digo, bromeándome

Itzan abría los ojos, sonriéndose.

-¿Quieres comer algo? – me pregunta

Yo ponía manos sobre su mejilla, acariciándole.

-No, quiero estar contigo, quiero que seguimos así, abrazados y enamorados. – le digo

-Voy a tomar una ducha y en cuanto vuelvo podríamos seguir con estas caricias. – me dice con una mirada seductora

Itzan seguía en ducha mientras yo decidí levantarme y beber un poco de agua, tenía mucha sed.

Podía sentir mi niño dentro de mi panza, fue un sentimiento inexplicable.

Lo que no le dije a Itzan es que tenía pocos dolores en esos últimos días, tenía miedo de que eso podría significar algo mal, no quería dejar que nada interrumpe nuestra felicidad.

En cuanto Itzan termino con ducha venia en cocina, yo preparaba una cena, no quería seguir sintiéndome inútil.

-¿Pero porque sigues de pie? – pregunta, acercándose a mi

-Estoy embarazada, no herida. – le digo

El ponía manos sobre mi mejilla, se veía preocupado.

-No me importa, yo te preparo todo lo que tú necesitas. – dice

-Itzan, cálmate. – le digo

-¿Vas a sentarte? Yo te ayudo a relajarte un poco. – dice, sonriéndose

-¿Estarías dispuesto a bañarte conmigo? Digo, acabas de darte ducha, seria pena desnudarte de nuevo. – le digo

-Joder, cuando hablas así me dejas con muchas ganas. – dice

Yo quería darle un beso pero de pronto volví a sentí pequeño dolor en estomago.

-¿Estas bien? – dice, mirándome

Yo cerraba los ojos, ponía mano sobre estomago.

-No estás bien. – dice, tomando por brazo

-Es un pequeño dolor, nada más. – le explico, no queriendo preocuparlo

-Vamos a ver un medico, tu no estás bien. – dice

Yo casi gritaba de todo el dolor que sentí, Itzan me tomaba por piernas, levantándome.

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