Ester Exposito
Itzan se estaba comportando como un caballero, me sorprendió mucho con regalo que me dio, me sentía tan especial.
Pero también estaba triste porque sabía que pronto debía estar sincera con él, la verdad le iba romper el corazón y jamás va volver a confiar en mí.
Cada vez que le miraba en los ojos no podía decirle.
Danna fue la única persona en la que podía confiar y necesitaba decirle todo a alguien, gritarlo hasta quedar sin voz.
Miguel estaba su mejor amigo pero también una persona de gran confianza, sabía que podía confiar en él, así que decidí decirle todo.
Aproveche que Itzan estaba afuera y me fui a hablar con Miguel quien estaba sentado en sofá.
-¿Miguel, podemos hablar? – le pregunto
-Claro. – contesta
Notaba que yo estaba tensa, por fin iba contarle la razón por enrollarme con Itzan.
-Lo que te voy a decir te va sorprender mucho pero necesito que me escuchas y comprendes. – le digo
-Vale. – el dice
-Ya sabes que desde que engañe a Álvaro con Itzan sentía un gran rencor hacia Itzan por hacer una cosa así. Le odie con todas mis fuerzas y quería hacerle sufrir así como yo estaba sufriendo por ponerlo los cuernos a alguien como Álvaro. – empiezo decir
-¿A qué viene esto? – pregunta
-Escúchame, por favor. – digo, ya me estaba poniendo nerviosa
No me gustaba que me interrumpa, sobre todo por contarle algo que me sigue atormentando.
-Luego decidí enamorarlo y romperle el corazón, de hecho hice una apuesta con Danna. Estaba tan enojada y al fin lo logre pero en ese camino de lograr mi objetivo me enamore de el de verdad. El no sabe nada y yo no tengo valor suficiente como para contarle. – digo
Miguel seguía callado.
-Miguel, di algo, por favor. Me siento fatal, soy la peor persona de mundo. – digo, casi llorando
-Joder. – el dice después de un momento
-Lo sé, dime todo lo que quieres, grita si quieres. – digo
-Esto es demasiado grave, incluso para ti. Itzan era un idiota pero él no merecía eso y mucho menos ahora que se enamoro de ti y logro cambiar su estilo de vida. – explica
-No sabes cómo lo siento, quiero volver el tiempo y decidir a estar con el de verdad sin juegos y sin apuestas. – digo, con ojos llenos de lagrimas
-Es una mentira muy grande, el no va aceptarlo bien, nadie lo aceptaría. ¿Te das cuenta de lo que hiciste? – dice, enojado
-¡Si, Miguel, se lo que hice! Yo lo quiero de verdad, tú tienes que creerme. – digo, llorando
-Ya, cálmate, no quieres que Itzan te vea así. – dice, tratando a calmarme
Estaba poniendo manos sobre mi cabeza, quería imaginar que todo era un sueño y que pronto iba despertarme.
En cuanto me di cuenta que Itzan entraba limpie mis lagrimas, lo que menos necesitaba era decirle todo y escuchar gritarme o decirme cosas malas porque eso es lo que va pasar.
-Tranquila. – me suspira Miguel
Itzan entraba en salón, sonriéndose.
Me sentí mal de repente, al pensar que iba romperlo todo pronto y que jamás voy a volver sonreírle al menos no por mí.
-¿Qué te pasa? – me pregunta Itzan al notar que estaba llorando
-Nada. – le contesto
Miguel sigue mirándome con mala cara.
-Yo voy a salir un rato. – dice Miguel, dejándonos solos
-Algo pasa. – dice Itzan, poniendo mano sobre mi mejilla
Me estaba poniendo aun más nerviosa al sentir sus caricias y ver que el sigue preocupado por mí.
-Todo está bien, de verdad. – le aseguro, dándole espalda
Aun así podía sentir su mirada.
-Vale, pues esta noche voy a cocinar para ti. – me dice
Me di vuelta, sonriéndole.
-¿Macarrones? – le pregunto
-Pues sí, también compre vino ayer así que podemos brindar. – dice
-¿Celebramos algo? – le pregunto
-El hecho de que sigues estando en mi vida. – me dice, dándole pequeño tierno beso en labios
Todo el día estaba nerviosa y preocupada de que Miguel podría decirle todo a Itzan, si le dije la verdad fue porque quería hablar con alguien que no sea Danna.
Estaba en mi habitación, acostada en cama, esperando para que Itzan termina con preparación de comida.
Escuche alguien entrar en habitación, sin dar vuelta esperaba que fue Itzan.
-¿Ya terminaste? – digo
-¿Por qué me dijiste la verdad si no piensas decirle todo? – oigo la voz de Miguel
Al dar vuelta, lo noto mirándome, con brazos cruzados.
-Miguel, no quiero seguir hablando de esto. – le digo
-¿Cómo puedes seguir mintiéndole en la cara? – dice, casi gritando
-Por favor, baja la voz. – le suplico
-Es mi mejor amigo, no puedo mentirle sobre una cosa así. Puede ser que tu lo amas pero no lo amaste cuando decidiste apostar. – dice
-Todo lo que siento por él es real, llegue a sentirlo en momento menos indicado pero es verdad. Déjame decirle en pocos días. – digo, tratando a convencerle
-¿Así que piensas seguir con juego? – pregunta, sorprendido
-No es juego, esto dejo de seguir siendo juego desde hace tiempo. Lo quiero mucho y no puedo hacerle sufrir ahora. Déjame estar con él un poco más porque no creo que iba volver a querer estar conmigo después de descubrir todo. – dice, de nuevo con ojos llenos de lagrimas
Miguel asienta con cabeza.
Yo decidí irme a cocina y ver como andaba Itzan.
Al entrar a cocina lo encontraba sentado por la mesa, apagando su móvil.
-¿Todo bien? – le pregunto
Itzan tenía muy mala cara, me preocupaba de que había oído mi conversación con Miguel.
El sigue callado, sin contestar mi pregunta, levantándose de silla.
-Itzan. – le digo
Se le acerco, poniendo manos sobre su mejilla, mirándole a los ojos.
-Dime algo. – le digo
-Fue mi madre, me dio una mala noticia. – dice, sincero
Estaba esperando para que me diga que noticia tenia, sentía alivio de que no tenía nada que ver conmigo.
-Mi padre está hospitalizado, está muy mal, no creo que saldrá de esta. – dice, un poco triste
-¿Va a morir? – digo
-Joder. – dice Itzan muy frustrado
Podía notar que tenía muchas ganas de pegarle a alguien, yo no podía estar más enamorada de ese hombre que a pesar de cómo le trataba su padre él seguía sintiendo culpa de no tenerlo en la vida ahora que lo podría perder para siempre.