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Itzan Escamilla

Llevaba días pensando en qué decisión tomar, como elegir entre dos personas que quieres mucho y no quieres perder a ninguna.

Ojala todo lo que paso con maldita apuesta jamás ocurrió, yo tenía muy claro que quiero a Ester pero cada vez que recuerdo que jugaba conmigo me enojo con mi mismo.

Sabía qué decisión tomar, era lo correcto, no hay duda de eso. Recordándolo bien, jamás tenia duda en cuanto se trataba de ellas dos, no entiendo porque estaba tan confundido.

Decidí ir a hablar con Claudia lo antes posible, ella necesitaba oír mi decisión y espero que eso le hace muy feliz.

-¿Quieres tomar algo? Hay café, jugo, bebida. – dice Claudia

-No, gracias. – le digo

Ambos nos sentíamos confundidos y incómodos, quería acabar con ese sentimiento lo antes posible.

-Estaba pensando mucho y ya tomaba mi decisión. Creo que la tomaba de inmediato pero no lo sabía hasta ahora. – le digo

-Te escucho. – dice

La tomaba por la mano, la estaba mirando en los ojos.

-Esto es mejor para todos. Lo siento pero no te puedo elegir a ti, ella me importa suficiente como para no echarla de mi vida así. – le digo

-Lo sabía. – comenta

-Me cuesta mucho aceptarlo pero lo que tenía con ella no lo voy a tener con nadie más. – digo

Esas palabras parecían frías, esa no fue mi intención pero quería decirle la verdad.

-Si, entiendo. – dice, dolida

-No sabes cómo lo siento. – le digo

Claudia se sentía bastante dolida como para seguir escuchándome, no le importaban mis excusas ni perdón, solamente quería oír mi decisión.

-Vete de aquí, Itzan. – dice

Yo respetaba su decisión a pedirme salir de allí, eso fue exactamente lo que hice. Allí terminaba mi historia con Claudia, pensaba que podía estar con ella a pesar de todo, creo que la misma cosa iba ocurrir incluso si no me hubiera acostado con Ester.

Sin embargo me sentía despechado, quería hacer la única cosa que me hará olvidar de ese día.

En cuanto llegaba a casa ya eran los ocho por la noche, encontraba a Ester sentada por la mesa.

No quería saludarme porque no sabía que hice y que decisión tomaba.

Yo entraba en cocina, tomando una botella de tequila que encontraba.

-¿Qué haces con eso? – me pregunta, preocupada

-Necesito beber toda la noche. ¿Quieres venir conmigo? – la pregunto

Ambos sabíamos que esa decisión tendrá resultados negativos, nosotros dos somos como agua y fuego, explotamos como una bomba. Beber juntos y hablar eran dos cosas que podrían llegar hasta algo que ambos queríamos evitar.

Pocos minutos después nos encontrábamos en mi cama, estábamos sentados, bebiendo y pensando en cosas que jamás hicimos pero queríamos hacerlo.

-Y yo pensaba que le ibas a elegir a ella. – dice Ester, riéndose por el efecto de tequila

Yo también me estaba riendo.

-Joder, creo que mi mente iba explotar pronto. – digo

Ester dio vuelta, enfrentándome.

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