Ester Exposito
Itzan lleva ignorándome desde que regresamos de Londres, sabía que eso iba ocurrir pero de todos modos seguía enrollándome con él. Ahora me siento mucho peor porque él tiene novia y yo no soy ese tipo de chicas de enrollarme con tíos que están ocupados.
-¿Te acostaste con él? – pregunta Danna
-Si. – digo
-Joder. – dice Danna, es lo único que podía decir
-Ya se, soy una persona muy mala. – le digo
Me sentía fatal, no sé si algún día podría volver mirar a Claudia en la cara.
-¿Cómo paso? – pregunta
-No lo sé, conocí a un amigo de Álvaro y Itzan estaba seguro que era mujeriego. Bueno, luego nos enrollamos porque estábamos solos y aburridos. – explico
-Que mala explicación. – comenta
-Me está evitando desde que regresamos. – digo, triste
-Por supuesto, es Itzan, no esperaba otra cosa de ese. – dice
-Siento tanta rabia por volver a hacer la única cosa que dije que no iba volver a pasar. – digo
-Quizás tu también debías estar evitándolo a él. – dice
-Espero que va ser inteligente y decirle todo a Claudia porque yo no puedo vivir así, no quiero que malinterpreta toda la situación. – le digo
-Si, va pensar que sigues enamorada de él y el de ti. – dice
-Eso no es cierto. – digo, defendiéndome
-Eso espero, Ester porque ya estoy harta de escucharte hablar de Itzan y todo lo que le pasa a él. – dice, enojada
-Tienes que hablar con él. – dice Danna
-¿Cómo? Me está ignorando. – digo, desesperada
-No lo sé, pero tienes que hablar con él y hacerle decir la verdad a Claudia. Podría hacer al menos eso por ti, si de verdad te sigue teniendo tanto cariño como él dice. – dice Danna
Ella tenía razón pero yo no encontraba manera de acercarme a él.
Estaba harta de ese juego de ignorarme cada vez que nos metemos en cama, fue un error y hay que hablarlo y no huir como un cobarde.
En cuanto llegaba a casa me encontraba con Miguel quien estaba sentado por la mesa, solo.
-¿Qué haces aquí? – le pregunto, con una sonrisa
-Estoy esperando a Itzan. – dice, abrazándome
-Que feliz verte, Miguel. – le digo, sincera
-¿Cómo estás? – me pregunta
-Bien. – le miento
No sabía si hablo con Itzan sobre lo que sucedió entre nosotros, así que no quería decirle nada.
-Fue una boda de puta madre. – comenta
-Si, lo fue. – digo
Pocos minutos después Itzan entraba.
-Te llevo esperando una hora. ¿Dónde estabas? – le pregunta Miguel
Itzan se congelo de inmediato al verme.
-Estaba... estaba solucionando un problema. – dice
-¿Vamos a tomar un trago? Tengo que irme a cenar con Mina luego. – dice a Itzan
Miguel se levantaba de silla, tomando su chaqueta.
-¿Miguel, nos permitas un momento? – le digo
-Claro, nos vemos afuera. – dice Miguel, saliendo
Itzan y yo quedábamos callados.
-¿Hay algún problema? - me dice
-Si, hay un problema. ¿Por qué me estas ignorando? – le pregunto, cruzando los brazos
-No te estoy ignorando, estoy ocupado. – miente
-Deja de mentir porque no sabes hacerlo bien. – le digo
-¿Y qué quieres que haga? Nos dejamos llevar y eso fue todo. – dice
Últimamente cada cosa que decía Itzan provoco en mi un gran deseo de darle una cachetada.
-¿Le dijiste algo a Claudia? – le pregunto
-No. – contesta
-Me siento fatal. – le confieso
-Yo también. – dice
-¿Por qué nos sigue pasando esto, Itzan? – le pregunto
Necesitaba alguna respuesta lo antes posible.
-No lo sé, ambos somos débiles, debe ser por eso. – dice
-Necesitas decirle la verdad. – le digo
-¿Por qué sigues pensando en eso? – me pregunta
-Por qué no puedo dejar de pensar que la sigues mintiendo y que tarde o temprano voy a volver a encontrarme con ella. Yo no puedo mirarle en la cara y mentirle. – le digo, desesperada
-Cálmate. Yo soy el que tiene que hablar con ella y así será, pero no hoy. – dice
-¿Y cuándo? – pregunto, enojada
-Dame dos días. – dice, saliendo
No tenía otra opción que confiar en Itzan, le creía, el podía seguir odiándome o no sé que si tenía tantas ganas pero yo no pienso hacer el papel de idiota y mentir a una chica que no tiene culpa de nada.