Itzan Escamilla
Un día antes de irme a México tenía un ataque de nervios, no quería irme pero a la misma vez necesitaba hacer eso. Jamás iba volver a tener una oportunidad así, Ester también piensa lo mismo.
Sabía que la iba extrañar mucho, me acostumbre en ella y su presencia y ahora tendría que estar sin ella todo el mes.
Todo lo que paso con nosotros solamente me hico ver que ella es el amor de mi vida, quizás jamás podríamos volver juntos pero mi corazón le pertenece a ella, solamente ella y nadie más.
Pasaba todo el día con Miguel, desde hace tiempo que no nos fuimos a beber y conversar un poco sobre todo después de lo que dijo Claudia mientras cenábamos todos juntos.
-¿Cuándo pensabas decirme lo que paso entre ustedes dos? – dice
-Deja esa tema, Miguel. – le digo
No tenía ganas de recordar esa noche, es cuando todo comenzó de nuevo.
-¿Eso significa que sigues enamorado de Ester, verdad? – pregunta
-Me voy a México mañana. – le digo
-¿Y qué? – dice
-No importa lo que siento por ella porque no voy a estar aquí por un tiempo, ella me hico mucho daño y yo también a ella. – le digo
-¿Crees que no podrías dejarlo todo atrás? – pregunta
-Si, puedo pero hay muchas cosas que está en contra de nuestra relación. Lo único que nos falta son padres locos que se oponen a nuestro deseo de que estemos felices juntos. Yo no soy mala persona pero lo único que logro es hacerle sentir a los demás como si los odiaba, no se expresar mis sentimientos bien. Si Ester pensaba que soy toxico es por algo, de cierta manera tenía razón. Es difícil quererme, eso es la verdad, lamento mucho que se había enamorado de mi porque es como un castigo más que una bendición. – digo, sincero
-Deja de hablar tonterías, tu eres buena persona y ella te quiere porque no eres un imbécil que trata mujeres como muñecas. Fuiste idiota antes de conocerla a ella pero eso es el pasado. – dice Miguel, tratando a hacerme sentir mejor
Esa noche decidí despedirme de Ester, sabía que sigue en casa después de largo día de ir a universidad y hacer algunas cosas en casa. Quería hacerle ver que me importa mucho porque se me hace difícil decir todo como una persona normal, tengo mucho miedo de que podría dejar que me vuelva a hacer mucho daño.
Al entrar a casa miraba a Ester quien estaba en pasillo, mirando, tenia brazos cruzados.
-Hola. – me dice
Podía notar que estaba enojada o que algo no estaba bien, de seguro tenía que ver con mi viaje a México.
-Vine a despedirme. – le digo
-Este es tu piso también. ¿Acaso piensas dormir afuera? – pregunta
-No, pero quiero despedirme de ti antes de hacer maleta y dormir un poco. – le explico
-Te voy a extrañar mucho. – me dice, sincera
Me acerco a ella, nos mirábamos en los ojos por un momento, ninguno de los dos quería hacer primer paso en volver a tener esa comunicación que teníamos antes.
Ambos conectábamos bien, digo yo también conectaba perfectamente con María pero no sigo teniendo ganas de estar con ella, a pesar de ser mi primer amor.
Hasta hoy me di cuenta que gente conecta a diferentes maneras, conectaba con Claudia pero nunca estaba realmente enamorado de ella. Creo que ella fue lo oposito de oscuridad y me hico ver vida en diferente manera, yo solamente quería huir de Ester y de mis sentimientos muy fuertes hacia ella.
Nos abrazamos fuertemente, no quería dejarla ir y también sentía como si ella no quería hacerlo tampoco.
-¿Qué estamos haciendo, Itzan? – me pregunta mientras seguíamos abrazados
-No lo sé. ¿Qué crees? – le digo
-Creo que vamos a acabar haciéndonos mucho daño. – dice en voz baja
-No estoy de acuerdo contigo. – le digo
Al dejar de abrazarla le di un beso en el cuello, luego en una mejilla y al fin nos besábamos en los labios.
Jamás podría hacerle daño de nuevo pero no se que ella quería hacer, si quería volver a intentarlo o solamente pasar una noche más conmigo. De todos modos me iba mañana, pase lo que pase no importa.
Nos estábamos besando mientras entrabamos a mi habitación, yo quitaba mi chaqueta mientras Estar quitaba su camiseta. Quedaba en ropa interior y una falda muy corta, yo estaba en mi ropa.
Al llegar en cama, de una manera lenta le estaba quitando falda, estaba mirando sus bragas de color rojo que me hipnotizaba, decidí quitarle también. Podía oír la respiración profunda de Ester, yo soy la única persona que lograba provocar ese sentimiento tenso en ella.
Yo quitaba mi camiseta y también mis pantalones, quedaba en bóxer y ponía mi mano sobre piernas de Ester.Mientras hacia lo que era mi trabajo veía como Ester cerraba sus ojos, gemía mucho y ponía sus dedos sobre mi pelo, era un sentimiento increíble.
Yo estaba moviendo mi lengua rápidamente, quería enloquecerla aun mas, ella ponía manos sobre sabanas, estaba empujándolas.
Sus gemíos son lo único que quería seguir oyendo hasta fin de mi vida, en buenos y en las malas.
-Mas. – suplica
Su voz me excitaba, era una clase de despedida que jamás olvidaba pero no quería pensar en eso como simple despedida si no algo que podría abrir puertas para nosotros dos de nuevo.
En cuanto terminaba quitaba mi bóxer, entraba en ella, pero despacito, ella ponía manos sobre mis brazos que son muy fuertes. Seguíamos en esa posición un poco más, poco tiempo después estaba entrando en ella rápidamente, ella ponía manos sobre mi cabeza, estaba cerca del zona más sensible de su cuerpo, nos acercábamos al final.
En cuanto llegamos al cierto ''final'', ella quería mas así que me empujaba en cama y sentaba sobre mí, estaba bailando sensualmente, estaba tratando a volverme loco aun mas.
Ponía manos sobre mi pecho, subiendo y bajándose poco a poco, estábamos perdidos uno en el otro, no existía un mejor sentimiento que ese.
-No tienes ni idea cuanto te quiero. – me dice
Al decir eso y darse cuenta que lo dijo en voz alta, se detuvo, seguía sentada sobre mí, yo me levantaba un poco, mirándola en los ojos.
Se sentía incomoda y rara, pero yo ponía manos sobre su mejilla mientras entraba en ella de nuevo.
-Yo también te quiero. ¿Recuerdas lo que decíamos? – le digo mientras seguía entrando poco a poco
Ella gemía, cerraba y abría los ojos poco a poco sonriéndose.
-Eres mío. – dice, recordándose
-Y tu eres mía. – le digo al llegar al final
Lo único que nos quedaba era besarnos de nuevo apasionadamente.
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Nos leemos muy pronto!
Espero que les gusta este parte, la siguiente ocurre un mes después, gracias por sus votos y comentarios!
Llegará una sorpresa en camino que cambia un poco rumbo de historia.