Itzan Escamilla
El siguiente día todos ya estábamos preparados para irnos a Londres. Me ponía nervioso porque Ester va estar allí, pero también porque no me gusta volar.
La última vez que entraba a un avión fue cuando tenía 12 años, desde entonces no lo hice y al parecer llego el momento de volver a enfrentarme a ese miedo.
Ester se levanto antes que yo, tenía mucha suerte de que había preparado mi maleta hace días y no tenia porque apurarme.
-Buenos días. – le digo a Ester quien estaba tomando su café
-Hola. – dice, sin mirarme
Cosas entre los dos se ponían cada día peores, no sabía cómo volver ganar su confianza, le hice mucho daño pero ella también lo hico conmigo.
-¿Estas lista para esto? – la pregunto
-Claro. – dice
-Debe ser muy jodido ir a la boda de tu ex. – comento
-Álvaro sigue siendo una persona muy especial para mí. – me dice
-Lo sé. – digo
Sabía que Ester no sigue queriéndolo de misma manera, mucho más después de tener esa conversación conmigo. Jamás tenia a una amiga o ex novia que sigue colgada por mí, digo es bastante difícil tenerla cerca. Quiero ser su amigo pero a veces creo que podría caer en esa tentación de volver a estar con ella.
-No tenemos porque hablar de Álvaro o de cualquier otra cosa. – dice
-Veo que sigues enojada. – comento
-Estoy decepcionada. – dice
-Dejamos de hablar de eso. – le digo, enojado
-Claro, no te preocupes. – dice
-Lo siento por rechazarte pero no podemos volver juntos. Creo que tú misma te das cuenta de eso aun que no quieres verlo. – le digo
Ella levanta la cabeza, mirándome.
-Me di cuenta, no te preocupes. Tenias razón, no voy a seguir sufriendo por ti y tu orgullo, ya llego la hora de empezar de nuevo. – dice
-¿De verdad piensas así? – la pregunto
-Si. – ella contesta
-Espero que algún día podríamos olvidar de todo lo que paso entre nosotros, todas malas cosas y mirar hacia adelante. – digo, con poca esperanza
-Yo ya lo olvide, Itzan. – dice
Sentí mucho frio en voz de Ester, no entendí si fue a propósito o de verdad se sentía así. Reconozco que me había comportado como un idiota pero no tanto como para tratarme así.
-Bien. – digo
-Ya debíamos irnos, nos están esperando. – dice, levantándose de silla
Pol, María, Miguel y Mina ya estaban el aeropuerto así que decidimos pedir un taxi lo antes posible.
No queríamos llegar muy tarde en Londres y no tener ni un poco de tiempo para descansar.
El camino de casa a aeropuerto paso en silencio, ambos estábamos callados. Cualquier cosa que diga parecía mal porque Ester no tenía ganas de hablar conmigo.
Yo la estaba mirando, quería entenderla aunque fue una misión imposible.
-¿Qué? – me dice al notar que la estaba mirando
-Lo siento. – le digo
-Deja de disculparte. – me dice
-Siento que sigues enojada conmigo y no sé cómo arreglar las cosas. – digo, sincero
-Ya te dije todo lo que tenía que decirte, créeme que estoy bien. – me dice
El taxista nos estaba mirando, notaba mucha tensión entre los dos.
-¿Desde cuándo están juntos? – pregunta el taxista
-¿Perdón? – dice Ester
-No estamos juntos. – explico
-Ya, pues deben estar mintiendo a vosotros mismos porque yo no creo en eso. Se ven tan lindos juntos y peleas son muy común para una pareja tan joven como usted. – dice
Ester y yo nos estábamos mirando, incómodos.
-No es así. – le digo a taxista
-¿Usted creen que yo nunca tenia vuestra edad? – pregunta
-Señor, se está equivocando. – dice Ester
-Ya, pues, como quieren. La vida es corta, espero que saben tomar buenas decisiones antes de que sea demasiado tarde. – dice
Poco tiempo después, en cuanto entramos al avión nosotros dos estábamos sentados separados.
Olvide de eso pero decidí no ponerme nervioso ni nada.
Lo único que me preocupaba era ese viaje, tenía ganas de vomitar solamente estando sentado allí.
Ester notaba mi estado, notaba que estaba respirando fuertemente, que me estaba poniendo bastante inquieto.
-¿Te sientes bien? – me pregunta
-No, no me siento bien. – le digo
-Cálmate. – me dice
Sentí como si quería calmarme solamente porque estaba sentada a mi lado, como si era su trabajo hacerlo.
-No puedo, tengo miedo de volar. – le confieso
-¿Estas de broma, verdad? – dice, casi riéndose
-No. – digo
Ester se acercaba a mí al notar que estaba hablando muy serio.
-Itzan, respira, no te va pasar nada. – dice
-No puedo, quiero salir de aquí. – le digo
-No puedes. – dice, tomándome por la mano
-Siento que no puedo volar, simplemente no puedo. – digo, nervioso, casi gritando
-Respira, por favor. – dice, mirándome muy seria
-No puedo. – le digo, tratando a respirar
-Itzan, mírame. – me dice, tomando mis manos
Sin embargo, yo no podía hacerlo.
-Itzan. – dice, poniendo manos sobre mi cara
Eso lograba tranquilizarme, olvide como extraña sus manos y caricias.
-¿Estas mejor? – dice
Yo asiento con cabeza.
-Respira. – dice, preocupada
Yo estaba respirando, poco a poco, lograba calmarme y fue gracias a Ester.