Capitulo 67: De compras

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     "Pov Susan"

     - Lloro por tus palabras, por tenerte conmigo, porque vamos a casarnos y estar juntos para siempre y porque nuestro amor se ha visto recompensado con dos criaturas que nacerán en unos meses.

     Logan - Sabía que los querrías igual que yo.

     - No dije que no los quisiera, sólo que me daba miedo.

     Logan - ¿Y cómo podemos celebrarlo eh?

     - No se me ocurre nada.

     Logan - ¿Quieres que te sorprenda? - Su mirada pícara me dio a entender que había pillado perfectamente mi indirecta, así que lo miré y sonreí - Pues vamos entonces - Me abrió la puerta del coche como todo un caballero y fuimos hasta nuestra casa. Bajé corriendo del coche y me fui directa a la piscina, me quité toda la ropa y me tiré al agua.

     - ¿No quieres acompañarme? mira que me siento muy sola aquí dentro sin ti.

     Logan - Pues voy enseguida - También se desnudó y se tiró, salpicándome todo lo que pudo. Se acercó a mi y con un abrazo muy cariñoso me atrajo hacia él y empezó a besarme. Mi cuerpo se estremecía con cada una de sus caricias. Era como una droga para mi de la que no quería desengancharme, con sólo abrazarme mi cuerpo se erizaba y ya no podía parar. Era el único que había conseguido que me sintiera de esa manera por lo que sabía que era el hombre de mi vida - Estás temblando ¿estás bien?

     - Tiemblo con un sólo roce tuyo, tus caricias son mi droga.

     Logan - Si me dices esas cosas sabes que no voy a parar ¿verdad?

     - Es que no quiero que pares - con un gesto y una sonrisa volvió a abrazarme y esta vez me tuvo que tapar la boca para que los vecinos no me oyeran ya que de mi boca salía más de un grito pero de placer, se entiende. Salimos de la piscina y nos tapamos con unas toallas y nos sentamos en el césped. A Logan le entró hambre por lo que decidimos irnos a algún sitio a comer algo, nos decidimos por un restaurante que estaba muy cerca de casa ya que por la tarde queríamos ir a ver cosas para amueblar el cuarto de los bebés. Aquel restaurante tenía una terraza muy tranquila así que nos sentamos allí, pedimos nuestra comida y dos coca colas para beber, todo estaba realmente muy bueno y después de comer nos fuimos a unos grandes almacenes a comprar. Todo lo que veíamos Logan quería comprarlo, era un pozo sin fondo. No nos decidíamos con las cunas, aunque él estaba convencido de que serían una pareja así que al final compramos una azul y otra rosa. Compramos también dos muebles con cambiador y bañera para que los dos colaborásemos en el cuidado de nuestros niños. Hubo un momento que Logan desapareció de mi lado y se fue a la zona de peluches. Se presentó con dos peluches enormes. E incluso me trajo uno para mi y lo que leí me emocionó mucho. Tan pocas palabras pero que significaban tanto, lo abracé y lo besé con tanto ímpetu que la gente que había por allí se nos quedó mirando. No podía evitarlo, me había enamorado de la persona más tierna del mundo, que con detalles como ese se había ganado poco a poco mi corazón. Deseaba que llegara ya el día de nuestra boda, quería convertirme en su mujer y que no pudiera separarnos ya nadie y envejecer junto a nuestros hijos y nietos. El cierre de la tienda hizo que volviera de mis pensamientos así que pagamos y me llevó a mi casa, me despedí de él con el más dulce de los besos y quedamos para la mañana siguiente. Esperé a que desapareciera con el coche y entré en casa. Mi familia me esperaba en el salón.

     Mamá - Ya era hora que volvieras, si esto es lo que apareces por casa no me imagino lo que será cuando te cases.

     - Ay mamá no me riñas ¿Alguien quiere ver a los dos nuevos miembros de la familia?

En la distancia encontré el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora