03

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Capitulo 03

"¡Que tengan un buen viaje!"



Ya nos encontrábamos en el aeropuerto y me encontraba un tanto entusiasmado y cansado, tuvimos un viaje bastante extenso para llegar hasta Buenos Aires, el aeropuerto de Ezeiza. Toda la noche la pasé acompañado de todos los Bethas, disfrutando de la compañía de esos hombres borrachos que siempre me hacían reír y me recordaban que tan parecido soy a mi padre.

No me quedé mucho con ellos, tenia que guardar mi ropa y empacar las cosas mas importantes. Tengo unos cuantos libros que compraba en alguna ocasión cuando acompañaba a mamá a la ciudad y por supuesto, guardé unas pesas y elementos para hacer ejercicio. 

Antes de partir, mi madre me dio varios libros antiguos que le pertenecían a mi padre, unas cartas y fotografías. Seguramente iba a entretenerme un rato si es que no me quedaba dormido.

De quien me ha costado despedirme mucho fue de Bernie. Voy a extrañar limpiar mis sabanas llenas de pelos y ordenar el desorden que provoca cuando persigue gallinas. En serio, voy a extrañarlo.


—Te deseo suerte en este viaje —vocalizó Victoria dedicándome una sonrisa, ella siempre fue muy amable conmigo.

—Yo también hijo —declaró el Sr. Osvaldo apoyando su mano sobre mi hombro —, cuida de este mocoso.

—Voy a intentar cuidar al viejo verde, no se preocupe.

—¡Oye, cuidado niño! —bufó mi padrino cruzándose de brazos, a lo que todos sonreímos.

—Cuídate y se muy feliz, no es una despedida, prometo estar a tu lado —pronunció mi madre acercándose a mí, regalándome un fuerte abrazo —. Te amo.

—También te amo, mamá.


Levanté mis valijas y encaminé con Gabriel hasta llegar a una zona donde nos obligaron a pasar por un detector de metales y luego, dejamos las valijas con un custodia, espero que cuiden bien de mis cosas. Solamente me quedé con mi bolso donde traía las cosas mas personales.

Suspiré fuertemente e intenté no ver a mi familia, estaba a un solo paso de arrepentirme, y aunque sé que no es una despedida, es un "hasta luego", sigue siendo costoso de soportar. Una azafata se acerca hasta mi padrino y no estaba muy atento a su conversación pero estoy seguro que le indicaba dónde sentarnos.

Alcancé a ver cómo este vejete le guiña el ojo y la mujer aparentemente joven, con un cabello oscuro y bien recogido, se ruborizó y se retiró.


—¿Alguna vez te has enamorado? —pregunté curioso mirando cómo esa azafata no nos quitaba los ojos de encima, supongo que miraba a este perverso.

—No —afirmó mientras sacaba de mi mochila una pequeña almohada para ponerla en mi cuello.

—No te creo. Quiero decir, tienes como sesenta años, me suena raro que no te hayas enamorado —me animé a contestarle.

—¡No tengo sesenta años, insolente! —debatió cruzando sus brazos en su pecho —Tenerte de compañero va a ser un dolor de huevos.

—Lo mismo pienso, viejo verde —acomodé mis auriculares y me puse a escuchar La Renga, una banda de rock nacional y cerré mis ojos.





¡Buenas, lobitos lectores y lobitas lectoras! ¿Cómo están?

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¡Buenas, lobitos lectores y lobitas lectoras! ¿Cómo están?

Como habrán notado se trata de un capítulo bastante corto y habrá varios que serán así para que, cómo he dicho anteriormente, sea una lectura mas llevadera. Aun así, no todos serán así, cómo éste será el ultimo libro hay una posibilidad de que sea mas largo que el anterior.

¡Espero que les haya gustado y disfruten la lectura!


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El Alpha de las tinieblas: El comienzo de un finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora