Capitulo 04
"Bienvenidos a Estados Unidos"
Después de catorce horas de viaje por fin llegamos. Cuando estábamos a punto de levantarnos, aquella azafata que horas antes estuvo vigilándonos con la mirada, le entregó un papel rosado a mi padrino, deduzco que será su número de celular, así que evité la mirada. No me interesaba ver a este viejo ligar con mujeres.
En realidad estaba mucho más ansioso que antes, quería caminar por este nuevo lugar y conocerlo: conocer sus costumbres, el manejo de cómo llevan su vida cotidiana normalmente, los puestos de comida, ¡Los chocolates que hay!
Era increíble en todo lo que podía imaginar en cuestión de segundos, cómo si la adrenalina de mi interior me invitara a explorar este nuevo mundo. Y sobre el idioma, normalmente el Sr. Osvaldo me enseñó a dominarle, pero no soy un experto. Considero que me las puedo amañar.
—¿Are you ready? —preguntó mi padrino.
—¡Claro que sí! —contesté como un niño motivado —¿Dónde vamos a quedarnos o cómo?
—Anteriormente pude comprarme una casa por Columbus, capital del estado de Ohio. Te vas a acostumbrar, es muy cómodo.
Al salir, pedimos un taxi, aunque anteriormente habíamos cambiado todos los pesos, nuestra moneda argentina, en dólares, así que para pagar teníamos. Nunca he escuchado el ingles de mi padrino y debo admitir que es muy fluido y se expresa de buena manera.
—Por cierto, Ethan —dialogó el vejete —, ¿sabes? Hay algo que no te conté y es que tendrás que llamarte de otro modo y vas a tener mi apellido. Simularemos ser hermanos.
—¿Por qué? —era lo único que pude preguntar.
—¿Recuerdas las historias de Osvaldo y las que te ha contado Leannie? —vocalizaba mientras buscaba su billetera —Bueno, somos una manada que sigue en peligro, así que cambiar nuestras identidades va a ser lo mejor. Al menos para adaptarnos, hay que ser precavidos.
—¿Quieres decir que es arriesgado incluso estar en Estados Unidos?
—Lo que intento decir es que no debemos confiarnos, hay que tener cuidado siempre. Además, quiero que sigas unas reglas, las inscripciones para la universidad estarán abiertas pronto y puedo hacerte entrar pero no con tu nombre y menos tu apellido. ¿Se te ocurre algo?
—Damian —afirmé —, es un nombre que me gusta. Damian. Sí.
—Bien, debemos procurar que ese nombre perdure. A partir de este momento tu nombre será Damian Miller.
—Está bien —confirmé poniendo mis auriculares, escuchando Callejeros mientras admiro el paisaje.
Durante el camino, estuve disfrutando de las calles pobladas de personas sofisticadas mirando por la ventanilla concentrado en los temas que se reproducían de forma aleatoria. Por lo que se podía notar, se trataba de un ambiente civilizado y activo, miraba aquellos autos amarillos pasar de un lado a otro atrayente y analizaba aquellos edificios con varios departamentos.
Descansé lo suficiente en el vuelo conservando estas energías para no perder ningún detalle. Nuestro viaje duró unos cuarenta minutos y mientras mi padrino pagaba, observé con detenimiento la casa donde íbamos a quedarnos; era preciosa y bastante prolija en lo que consistían sus estructuras, las flores rosadas en forma de enredadera daban ese toque pintoresco y ni comentar que en su costado, lo rodeaban cuatro árboles enanos.
Nos adentramos a el hogar y se sentía muy reconfortante y la decoración era bastante agradable. Unos adorables cuadros decoraban la casa, la mayoría se trataba de figuras abstractas o no formaban una imagen en especifico, eran garabatos.
El viejo verde prendió la televisión y anunciaban una noticia que me atrapo con el título: "Encuentran muertos dos corredores en un callejón". La reportera comentaba la atrocidad de lo sucedido y un camarógrafo enfocó a los asesinados. Solamente unos segundos bastaron para que mi piel se pusiera cómo el de una gallina: se encontraban mutilados y sus órganos esparcidos por todo el suelo daba repugnancia.
Y el hecho de que hubiera esa cantidad de moscas, me daba aun más repugnancia.
—¿Te diste cuenta? —llamó mi atención mi padrino dándome la espalda, estaba mas cerca del televisor.
—¿Qué?
—Esas heridas, sus cuerpos. Fueron desgarrados por un animal, no puede ser obra de un ser humano. Eso me recuerda al ataque de los lobos, sobre todo cuando se sienten amenazados.
—¿Que insinúas? —protesté temeroso —¿Hay una probabilidad de que haya lobos problemáticos aquí?
—Mucho más qué eso —aseveró mirándome a los ojos —. Pienso que estamos expuestos a un peligro enorme. Esa atrocidad no es obra de cualquiera.
¡Buenas, lobitos lectores y lobitas lectoras! ¿Cómo están?
Al final de cada capítulo, es posible que agregue algunas imágenes de ciertas cosas cómo objetos y vestimenta para que puedan relacionarlo con lo escrito y también dentro de la lectura (cómo en este caso) agregar alguna imagen para que puedan imaginarlo en sus mentes.
¡Espero que les haya gustado y disfruten de la lectura!
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El Alpha de las tinieblas: El comienzo de un final
LobisomemEsta es la SEGUNDA PARTE de: El Alpha de las tinieblas Esta historia contara los nuevos caminos que deberá tomar mini Ethan. Una nueva generación se aproxima y con ello, nuevos misterios y secretos esperan a ser revelados. Una historia que te envol...