Capítulo 40
"Valerie de Hernández"
NARRA ELLIE
No se han percatado de mi presencia.
¿Son ellos? ¿Es Hellen, mi hermana, besando a Damian?
Sí.
Evidentemente se trataba de ellos. Estaba más que claro que se trataba de ellos. No podría diferenciarlos o confundirlos aunque eso sea lo que yo quisiera en este preciso instante. La lluvia caía sobre mí empapándome por completo, y admito que eso no me importaba ahora pero lo agradecía. La lluvia evitaba de cierto modo que Hellen pueda percibir mi presencia pero, ¿eso importa ahora?
¿Importa qué me vieran aquí, parada?
Supongo que no. De todos modos, ¿podría protestar por esto? Claro que no. Todo fue mi culpa. Quizás si hubiese sido honesta con mi hermana desde un principio, ella no estaría besándolo y si esta misma tarde yo... si tan solo yo hubiera sido honesta con Damian y en ese momento cuando lo tomé de la mano le hubiera dicho que me gustaba puede que yo sea quien haya probado sus labios.
¿Por qué no me doy las oportunidades?
Me siento frustrada de mí misma. No quise ver más cómo ellos estaban arrodillados en el suelo, cómo él la tomaba del rostro y ambos se besaban bajo esta fuerte lluvia. Hui. Salí corriendo como acostumbro a hacer cuando se me presenta un problema, cuando me siento triste, enfadada, decepcionada de mí misma. Comencé a correr desesperadamente con la tormenta en mi contra, pues corría en dirección opuesta al viento y sentia cómo me ahogaba con este mismo y el agua caída del cielo nublaba mi vista.
Corrí con desesperación sin siquiera verificar si podía cruzar la calle, pero sí sentí bocinazos de un vehículo el cual esquivé porque sé que mis piernas en ningún momento me fallaron. Yo continuaba apresurando mi paso cada vez más sin un destino pensado. Una baldosa levantada fue mi perdición cuando sentí que caía de frente.
No.
Mis ojos proseguían en estar cerrados, pero sentía. A juzgar por lo que estaba experimentando, unos brazos estaban sujetando mi cintura y mi abdomen, se trataba de una persona que fue prudente al saber que estaba por estrellarme contra el resbaloso suelo.
¿Quién...?
—¿Estás bien? —escuché a aquella mujer preocupada, se trataba de una voz melosa y dulce.
Al abrir mis ojos, pude examinar a la mujer salvadora. Era como un ángel caído del cielo, realmente una hermosa mujer. Ella tenia un cabello castaño oscuro casi hasta la altura de sus hombros, un poco más largo, sus ojos eran grandes, expresivos y ahora mismo, me demostraba que estaba preocupada, y estos mismos, eran del mismo color de su cabello.
—Lo siento, —me disculpé intentando secar mi cara con la manga de mi saco —estaba distraída.
Ella sólo se limitó a mirarme y de su bolcillo de su saco color café, sacó un pañuelo rosado con florecitas: —¿Por qué disculparse? Lo importante es que tú estés bien.
—Gracias —estaba sorprendida mientras ella me ofrecía su pañuelo. Lo acepté.
—¿Te gustaría conversar conmigo? —me propuso con una sonrisa amigable y comprensiva —Te pido una disculpa por mi atrevimiento, quisiera presentarme. Mi nombre es Valerie de Hernández.
Al escuchar su apellido, me recordó a esos apellidos peculiares con la terminación "ez" que suelen escucharse muy a menudo por Argentina. Que curioso.
—Agradezco realmente tu buena intencion pero no quiero quitarte tiempo.
—No, solamente estaba realizando unas compras. Provisiones para mi familia —afirmó con una pequeña risilla contagiosa, la lluvia estaba cesando, aunque ella tenia un paraguas.
—Mi nombre es Ellie —dije nerviosa y tímida, pues no me olvido que estoy tratando con una completa desconocida.
—Es un placer haberte conocido Ellie, y se que mantienes que soy una extraña, es lógico —asintió manteniendo su sonrisa cálida como si leyera mis ojos —. Aun así, me he quedado con las ganas de conversar, y sé que tambien necesitas alguien con quien charlar. Tus ojos te delatan.
—Yo... estoy bien —mentí.
—¿Sabes? A mí sí me gustaria conversar, mañana pasaré por este precioso árbol. Si gustas, puedo esperarte a esta misma hora.
No sé que es lo que tiene esta mujer pero... siento como si pudiera confiar en ella. Me tomó de la mano y apretó el pañuelo de su pertenencia indicando que podia quedármelo y yo ante eso, estaba atónita mirándola. Ella realizó una reverencia de educación y terminó retirándose caminando lento, refinada y derecha, como si se tratara de una princesa salida de un cuento de hadas.
Ni siquiera la lluvia, leve ahora, podía opacarla.
¡Buenas, lobitos fortachones! ¿Cómo están?
Quiero dejar en constancia que el personaje "Valerie de Hernández" es en realidad Valerie, la mujer del señor J. Allem y la madre del mismísimo Adam Allem, el niñato amigo de Arthur Morgan (padre de Ellie y Hellen Schneider) que trataba mal a Leannie pero luego, su actitud cambió con la partida de la misma.
¿Será Valerie la otra mujer que compone el regreso de la asociación Gul'kah junto con Ethan grande y su hija? Se los dejo a pensar y a descubrir mas adelante 🧐
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El Alpha de las tinieblas: El comienzo de un final
Hombres LoboEsta es la SEGUNDA PARTE de: El Alpha de las tinieblas Esta historia contara los nuevos caminos que deberá tomar mini Ethan. Una nueva generación se aproxima y con ello, nuevos misterios y secretos esperan a ser revelados. Una historia que te envol...