44

497 54 48
                                    


Capítulo 44

"El cruce entre los descendientes de Arsenio"



NARRA ETHAN



La enmascarada vuelve a resoplar, esta vez con más fuerzas, y se quita la máscara: —Mi nombre es Catalina, un gusto niño. 


Ella da una media sonrisa mostrando sus labios rosados y carnosos, y pasado un segundo, decide sonreír mostrando una perfecta dentadura e incluso sus dientes relucían entre la oscuridad de la noche. Aquella mujer es muy bella pero es una pena que eso se corrompa con su fuerte carácter de perro rabioso, prefiero no discutirle.

Ella al parecer confió en mí y aunque sólo me dijo su nombre, sé que no está mintiendo. Las expresiones de su rostro muestran sinceridad y realmente quiere saber de mí como yo de ella. ¿Pero qué le digo a ella? Que mi nombre es Damian Miller o que mi nombre es Ethan Griffin. ¿Qué consecuencias podría traer decirle mi nombre de fantasía o mi nombre real?


—Mi nombre es Damian —extiendo la mano y ella la acepta.

—Sí, bueno, no me interesa mucho saber tu nombre —suspira con indiferencia —. Para mí eres un niño y así te diré.

—Tengo veinte años —recalco con medio enojo.

—Tengo poco tiempo, niño —ella se acerca a mí hasta que su aliento a menta fresca eran mi salvación para mis fosas nasales que aún seguían sufriendo. 

—¿Qué estás haciendo? —contesto haciendo mi cabeza hacia atrás, pues estaba muy cerca de mí.

—¡No quiero besarte, imbécil! —exclama enojada cuando yo debería ser el enojado de su actitud malhumorada —. Solo quiero ver tus ojos.

—¿Mis ojos? —cuestiono.


Las facciones de su rostro me hacen recordar mucho a mamá. Posee un carácter fuerte, decidido y es muy habilidosa y capaz, como si no tuviera miedo de enfrentarse a las bestias. Me encantaría ser un poco como ella en vez de quedarme inmovilizado viendo como me devoraban. 

Es valiente, como lo es mamá. 

Tiene su cabello largo y castaño recogido en una bien formada coleta de caballo, pareciera que pasara varias horas perfeccionando su perfecto peinado. Y no me detengo aún a hablar de sus ojos; sus ojos son celestes, pero un celeste apagado, humilde, pobre. 


—Aquella vez juraría que vi que tus ojos brillaban incluso entre la penumbra —aclaró arqueando sus cejas y haciendo un paso hacia atrás.

—Habrá sido tu imaginacion —me encojo de hombros sin dejar de mirar el cuerpo expuesto de aquel desconocido. 

—No te preocupes, antes de que esta sociedad se levante, ese cuerpo repugnante ya no estará.

—¿Por qué? —pregunto curioso.

—Quiero averiguar eso precisamente —explica acomodando sus prendas negras —. Quiero saber quién está involucrado en todo esto. No son criaturas comunes.

—No, esos lobos no son normales.

—¿Y cómo sabes que eso se trataba de un "lobo" y no de una simple enfermedad o anormalidad humana? —me presionó con su pregunta y me puse nervioso.

El Alpha de las tinieblas: El comienzo de un finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora