Capítulo XLIV

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Draco había estado tan concentrado en reparar el armario evanescente que había perdido el interés en el Quidditch y también en sus estudios, y Amy estaba muy triste por ello aunque no sabía el porqué de la actitud de Draco.

Ella siempre lo seguía hasta la entrada de la Sala de Menesteres y se quedaba montando guardia allí por horas hasta que volviera a salir, pero había adoptado una nueva forma: su forma animaga.

Ver a aquella pareja de canarios en la jaula le había dado una idea. Amy nunca había intentado tomar su forma animaga siendo un fantasma, así que cerró los ojos, se concentró y...

¡Puf!

Se había convertido en un pequeño canario albino fantasma, y así sería mucho más difícil que Draco la detectara.

Amy estaba muy preocupada por la salud de su amado, pues con cada día que pasaba se veía más delgado, más pálido y más ojeroso, y es que prácticamente ya no comía ni dormía.

Era fin de semana y una nueva excursión a Hogsmeade para los estudiantes de Sexto Año se había programado. Había estado nevando mucho cuando Hagrid llegó corriendo al castillo cargando a Katie Bell en sus brazos, quien gritaba de una forma desgarradora. Los seguían Harry, Ron, Hermione y otra estudiante de Hufflepuff llamada Leanne.

Hagrid llevó a Katie al hospital y la profesora McGonagall bajó los escalones de piedra del castillo a toda prisa y se acercó a los cuatro estudiantes.

—Hagrid dice que ustedes vieron lo que ocurrió —dijo la profesora—. Acompáñenme a mi despacho, por favor.

Los cuatro la siguieron y entraron a su despacho. Leanne no paraba de llorar y McGonagall se dio cuenta de que Harry tenía en sus manos algo envuelto en su bufanda.

—¿Qué es eso que llevas ahí, Potter? —Preguntó la profesora.

—Es la cosa que tocó Katie —respondió Harry y desdobló la bufanda, revelando el imponente collar de ópalo que estaba envuelto en ella.

—¡Oh, por Merlín! —Dijo McGonagall con espanto—. Señorita Granger, vaya a buscar al profesor Snape, por favor.

—Sí, profesora —respondió Hermione y salió corriendo del despacho.

—¿Cómo llegó esto a manos de Katie?

—Katie fue al tocador de Las Tres Escobas —respondió Leanne—, y cuando volvió traía el paquete y dijo que era una sorpresa para el profesor Dumbledore.

—¿Para el profesor Dumbledore? —Preguntó McGonagall con preocupación—. ¿Te dijo quién se lo dio?

—No quiso contármelo. Le dije que no fuera estúpida y que no lo entregara, pero no quiso escucharme. Katie estaba muy extraña y... ¡Oh, por Merlín! ¡La hechizaron y no me di cuenta! —Sollozó—. Intenté quitarle el paquete pero la envoltura se rompió y esa cosa cayó al suelo —afirmó señalando el collar—. Luego Katie trató de ponerla de nuevo en su envoltura y... y... —Leanne se cubrió la cara con sus manos y comenzó a sollozar más fuerte, de modo que no pudo decir nada más.

—Está bien, Leanne —dijo la profesora y le dio unas palmaditas en la espalda—. Ve al hospital y que Madame Pomfrey te de algo para el susto.

Cuando Leanne salió del despacho, McGonagall preguntó:

—¿Qué ocurrió cuando Katie tocó el collar?

—Se elevó por los aires y comenzó a gritar como si estuvieran torturándola —respondió Harry—, y al final se desplomó.

—¿Me mandó a llamar, profesora? —Preguntó Snape con su tono frío característico al ingresar al despacho seguido de Hermione. Leanne había olvidado cerrar la puerta.

Ghost of You || Draco Malfoy Fanfic [TERMINADA✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora