Capítulo LXI

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Había dejado de llover y Amy le había pedido a Draco que la acompañara al cementerio de Cokeworth. Ambos vestían sus capas de viaje, pues aún hacía frío. Las callejuelas estaban vacías y los tacones de Amy se hundían en el húmedo césped.

—Es aquí —dijo ella y se detuvieron frente a un pequeño mausoleo familiar de tres tumbas.

A Draco se le hizo un nudo en la garganta al leer los tres nombres grabados en ellas:

"Patrick David Kasemir

Nora Evelyn Kasemir

Amy Nora Kasemir"

Amy ahogó un sollozo y dijo con la voz quebrada:

—Se siente extraño visitar tu propia tumba.

Draco intentó abrazarla, pero Amy se dejó caer sobre sus rodillas y, apoyando ambas manos sobre las tumbas de sus padres, añadió:

—Mamá, papá, se me ha dado una segunda oportunidad y prometo que voy a hacer que se sientan muy orgullosos de mí.

—Estoy seguro de que ya lo están, Amy —dijo Draco arrodillándose junto a ella y, trazando un floreo hacia el cielo con su varita, hizo aparecer una hermosa corona de flores que colocó suavemente sobre las tumbas.

—Gracias... —susurró Amy.

Draco la ayudó a ponerse de pie y Amy hizo una mueca de dolor. Entonces Draco notó que se había hecho daño en las rodillas, pues las tenía rasmilladas.

—Ven conmigo, hermosa —dijo él y la sentó en una banca cercana, se arrodilló frente a ella, le limpió la húmeda tierra que se le había pegado a las rodillas con su pañuelo y sacó una botellita de díctamo de su bolsillo para curarle los raspones.

—¿Cómo es que llevas una botella de díctamo en el bolsillo, amor? —Preguntó Amy con curiosidad.

—Desde lo que Potter me hizo, siempre llevo una en el bolsillo, por si acaso. Uno nunca sabe cuándo podría necesitarla.

Amy sonrió y un humo verdoso salió de sus rodillas, cerrando sus pequeñas heridas con una fina capa de piel nueva. Luego Draco le besó las rodillas cariñosamente y preguntó:

—¿Mejor?

—Mucho mejor ahora que me has curado con tus besos —respondió Amy sonriendo y Draco le devolvió la sonrisa.

—Será mejor que vayamos a hacer las compras antes de que se nos vaya la tarde.

Amy asintió y llevó a Draco hasta una joyería muggle donde vendieron sus galeones, y tal como ella había vaticinado, les dieron un buen dinero por ellos.

Draco propuso que fueran a comprar ropa para ella primero, e insistió en que lo llevara a las tiendas de ropa más exclusivas, pues sólo quería lo mejor para su amada. Así lo hizo Amy y quedó maravillada con la moda de la época. Los escotes eran mucho más pronunciados, y las faldas, mucho más cortas de lo que ella solía usar.

Draco se quedó boquiabierto cuando Amy se probó el primer conjunto, pues su escote dibujaba sus pechos a la perfección y su minifalda era muy corta, y todo combinaba muy bien con unas preciosas sandalias de tacón.

El guapo rubio sonrió y aplaudió emocionado, y continuó así cada que Amy se probaba un conjunto nuevo. Los papeles se habían invertido, pues solía ser Amy quien sonreía y aplaudía emocionada cada vez que Draco se probaba uniformes nuevos en Artículos de Calidad para el Quidditch.

Todos los conjuntos que Amy se probaba le quedaban muy bien, así que Draco se los compró todos, y luego fueron a una tienda de lencería donde a Draco se le caía la baba cada vez que Amy salía del vestidor con un juego de lencería nuevo, cada uno más sexy que el anterior.

Ghost of You || Draco Malfoy Fanfic [TERMINADA✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora