Al día siguiente a la hora del almuerzo, Draco y Amy se dirigieron hacia la Sala de Menesteres para hacer una última prueba. La jaula de los canarios estaba vacía y Draco llevaba al pequeño canario negro entre sus manos, pero éste estaba muy callado, como si estuviera triste por la ausencia de su pequeño compañero.
Una vez dentro de la sala, Draco quitó las telas viejas que cubrían el armario evanescente y colocó al canario dentro, y éste comenzó a cantar y a dar saltitos, como si sintiera que su pequeño amigo había estado allí.
—Buena suerte, pequeño —dijo Amy con dulzura.
Draco y Amy se miraron y asintieron. Draco cerró la puerta del armario, respiró hondo y, apuntándola con su varita, conjuró:
—Harmonia Nectere Passus.
Draco abrió la puerta del armario y exhaló al ver que el pequeño canario ya no estaba allí. Amy le acarició la mejilla con ternura y le dedicó una pequeña sonrisa.
—Yo creo en ti, amor. Puedes hacerlo —afirmó ella y lo abrazó.
Draco sonrió, cerró la puerta y la apuntó con su varita nuevamente. La mano no le temblaba, sino que sujetaba su varita con firmeza y, con una confianza que nunca antes había sentido, conjuró:
—Harmonia Nectere Passus. Harmonia Nectere Passus.
Draco no abrió la puerta del armario inmediatamente, sino que apoyó su mano en ésta y esperó. Amy colocó su mano sobre la de él y se sonrieron. Segundos después, escucharon al pequeño canario cantando dentro del armario y sus sonrisas se hicieron más grandes. Draco abrió la puerta y el canario salió volando y se posó sobre la lámpara del techo.
—¿Lo hice? —Preguntó Draco con incredulidad—. ¡Oh, por Merlín! ¡Lo hice! —Chilló eufórico.
Amy chilló de alegría y se abrazaron. Draco se inclinó y Amy besó sus labios una y otra y otra vez, de la forma que a él tanto le gustaba, mientras el pequeño canario revoloteaba en círculos sobre sus cabezas, cantando a todo pulmón y compartiendo su alegría.
—Todo te lo debo a ti, Amy preciosa. ¿Cómo puedo agradecértelo?
—¿Volverías a tararear aquella canción para mi esta noche? —Preguntó Amy y un adorable rubor cubrió las mejillas de Draco.
—Sólo si te acurrucas sobre mi pecho otra vez —respondió Draco y las mejillas de Amy se pusieron azules—. Además, creo que deberíamos comenzar a acostumbrarnos.
—¿A dormir juntos?
—Sí. Ya sabes, para cuando te vuelvas tangible para siempre.
—Te amo, Draco —dijo Amy con los ojos llenos de lágrimas de emoción.
—Yo te amo más, Amy.
Amy se paró de puntitas y besó la barbilla de Draco cariñosamente, haciéndolo sonreír.
—Si tengo éxito —dijo Draco con voz temblorosa—, no regresaré a Hogwarts el próximo curso —añadió y Amy jadeó y se cubrió la boca con las manos—. Vendrás conmigo, ¿verdad, hermosa?
Una sonrisa triste se dibujó en el rostro de Amy. Ella quería que Draco terminara sus estudios, pero en el fondo sabía que él tenía razón. Si tenía éxito, no podría regresar a Hogwarts. Si Voldemort ascendía al poder, el nivel de educación ya no importaría. Lo único valioso para él sería el grado de lealtad que se le haya demostrado.
—Iré contigo hasta el fin del mundo, mi amor —respondió Amy y se abrazaron, rompiendo a llorar al mismo tiempo.
—Tengo miedo, Amy —susurró Draco.
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Ghost of You || Draco Malfoy Fanfic [TERMINADA✔️]
Fanfiction[OBRA TERMINADA] El pequeño Draco ha sido cuidado toda su vida por Amy, una peculiar muchacha de 17 años que él cree que es su amiga imaginaria. El tiempo pasa para Draco pero no para Amy, pues ella esconde un oscuro secreto. ¿Qué sucederá cuando la...