Capítulo XXXVIII

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Draco y Narcissa habían salido de noche hacia el Callejón Knockturn, en dirección a Borgin y Burkes vestidos de negro. Ambos muy elegantes como era característico de la familia Malfoy.

Estaban muy nerviosos. Miraban hacia todos lados en cada esquina, como si no quisieran que los siguieran.

Pero alguien los seguía.

Alguien que nunca se alejó de Draco a pesar de la forma en que la trató.

Alguien que lo había cuidado toda su vida y lo seguía amando.

Alguien que sólo él podía ver:

Amy.

Ella era muy buena para esconderse cuando se lo proponía, como cuando jugaba a las escondidas con Draco cuando era niño, así que no le fue difícil seguirlos sin ser detectada.

Amy había estado llorando días enteros en el jardín de la mansión Malfoy, como un alma en pena junto a la fría y solitaria estatua de ángel. Y es exactamente eso lo que Amy era. Un alma en pena.

Un alma en pena que encontró su pequeño rayito de luz cuando nació Draco y se dio cuenta de que ese precioso bebé era el único que podía verla.

Amy se había encariñado tanto con él, que temía que terminara odiándola si le contaba la verdad. Por eso se la había ocultado durante tantos años.

Ella en verdad lo amaba. Estaba muy enamorada de él y lo seguiría cuidando en secreto a pesar de que Draco ya no quería volver a verla.

Amy lloraba porque Draco la odiaba. Eso estaba muy claro para ella porque él había actuado como un endemoniado cuando le reveló la verdad. Pero también había otro motivo por el que lloraba. Draco había vuelto a tener pesadillas todas las noches como cuando era bebé debido a la horrible misión que le había sido asignada: asesinar a Albus Dumbledore.

Draco y Narcissa habían salido una noche, pero Amy no los siguió porque creyó que irían a cenar. Además, nada malo podría pasarle a Draco porque su madre estaba con él, pero cuando regresaron, Narcissa estaba muy angustiada y Draco tenía una horrible expresión de preocupación en el rostro.

Draco se encerró en su suite y caminaba de acá para allá, dando vueltas como león enjaulado, fregándose el rostro con sus manos y despeinándose el cabello una y otra y otra vez sin saber qué hacer.

Esa noche, sus pesadillas habían comenzado.

Esa noche, Draco y Narcissa no habían salido a cenar ni nada parecido.

Se habían reunido con Lord Voldemort.

Voldemort estaba furioso porque Lucius había fallado en su misión de recuperar la profecía y quería que se pudriera en la cárcel. Ya que era Lucius quien había liderado el ataque, decidió castigarlo especialmente a él, imponiéndole a Draco una tarea tan imposible que ni él mismo había llegado a cumplir: la misión de asesinar a Albus Dumbledore.

Amy se había enterado de ello al escuchar una conversación entre una angustiada Narcissa y Bellatrix. Narcissa le había dicho a su hermana que temía por la vida de Draco debido a la horrible misión que el Señor Tenebroso le había impuesto, y le pidió que la acompañara a buscar a Snape para pedirle ayuda.

Amy no lo podía creer. Su amado Draco no era un asesino. ¿Por qué debía cargar todo ese peso sobre su espalda?

Esa noche lluviosa, Amy siguió a las dos hermanas hasta la Calle de La Hilandera en Cokeworth, donde estaba la casa de los padres de Snape. Narcissa le dijo a Snape que el Señor Tenebroso le había ordenado a Draco que quitara a Dumbledore del camino para ser aceptado entre los mortífagos, y que la ceremonia de iniciación sería pronto.

Ghost of You || Draco Malfoy Fanfic [TERMINADA✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora