Ghost of You || Draco Malfoy Fanfic [TERMINADA✔️]

Capítulo VI

El Segundo Año de Draco había comenzado. Durante la primera clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, Amy estaba sentada junto a él como siempre. El profesor Lockhart entró al salón y se presentó a sí mismo:

—Buenos días, clase. Quiero presentarles a su profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. Yo. Gilderoy Lockhart. Caballero de la Orden de Merlín de tercera clase, miembro honorario de la Liga de Defensa Contra las Artes Oscuras, y cinco veces ganador del premio a la Sonrisa Más Encantadora, otorgado por la revista Corazón de Bruja. Pero no fue con mi sonrisa con lo que me libré de la banshee que presagiaba la muerte.

Lockhart rió y esperó a que la clase riera con él, pero nadie lo hizo. Todas las niñas suspiraron. Estaban como embobadas con él. Amy rodó los ojos y sacudió la cabeza.

—En serio no entiendo cómo es que consiguió este puesto. Si gritaba como niña cuando veía una araña. Preferiría seguir pasando clases con Quirrell si me lo preguntas —dijo ella y Draco ahogó una risita.

—Ríase si quiere, Sr. Malfoy —dijo Lockhart, quien había sacado una jaula llena de Duendecillos de Cornualles mientras Draco estaba distraído con Amy—. Los duendecillos pueden ser diabólicamente pillos. Debo pedirles que no griten o los podría provocar. Pero descuiden, no les pasará nada mientras yo esté aquí.

Lockhart abrió la jaula y los duendecillos se salieron de control. Comenzaron a revolotear como locos por todo el salón, arrojando los pergaminos, plumas y libros que encontraban a su paso, y provocaron que los niños comenzaran a correr y gritar.

De repente, dos duendecillos tomaron a Neville por las orejas y comenzaron a levantarlo hacia el techo.

—¡Bájenme! —Suplicaba Neville.

—¡Santo Cielo! —Exclamó Amy, intentando inútilmente proteger a Draco, pues los duendecillos simplemente atravesaban su cuerpo—. ¿Por qué rayos Lockhart no hace nada?

Draco golpeó a un duendecillo que volaba directamente hacia él con un libro y lo dejó aturdido.

—Bien pensado —dijo Amy y Draco sonrió.

—Les pediré que metan a los duendecillos nuevamente en su jaula —dijo Lockhart y salió corriendo del salón.

—¡Cobarde! —Bramó Amy, pero sólo Draco la escuchó.

—¡Ayúdenme, por favor! —Suplicaba Neville, a quien los duendecillos habían colgado de la araña colgante del techo que iluminaba el salón.

—Tiene que haber un hechizo que podamos usar —dijo Amy—. ¡Immobulus!

Draco sacó rápidamente su varita, pero Hermione se le adelantó y, como si hubiera escuchado a Amy, lanzó el hechizo sin titubear:

—¡Immobulus!

Entonces los duendecillos se quedaron congelados y los niños lograron meterlos en la jaula.

—Cómo me gustaría darle un golpe en la cara a ese Lockhart ahora mismo —murmuró Amy y Draco soltó una risita.