Capítulo LXXXIII

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—No más comida de Aberforth, espero. De milagro la digerimos —dijo Seamus Finnigan.

—¡No seas malo, Seamus! —Lo reprendió Amy—. De no ser por él, ya nos habríamos muerto de hambre hace tiempo. Pero no es comida lo que traje, véanlo con sus propios ojos.

Amy se hizo a un lado, y cuando Harry entró en la habitación, se oyeron gritos y exclamaciones:

—¡Harry!

—¡Es Potter! ¡Es él!

—¡Ron!

—¡Hermione!

Una veintena de estudiantes se pusieron de pie y les dieron una entusiasta ovación. Harry, Ron y Hermione percibieron una confusa imagen en la que se mezclaban tapices de colores, lámparas y caras. Neville los abrazó, y un instante más tarde, el resto de los chicos corrieron a abrazarlos. Les daban palmadas en la espalda, les alborotaban el cabello y les estrechaban la mano como si acabaran de ganar una final de Quidditch. Incluso Fang ladraba dando saltitos de alegría y meneando su enorme rabo.

—Bueno, cálmense. No vayan a matarlos —bromeó Amy y el grupo se retiró.

Harry, Ron y Hermione vieron por fin dónde se encontraban, aunque no reconocieron la enorme habitación que parecía el interior de una lujosa cabaña en lo alto de un árbol. Había hamacas multicolores colgadas del techo y de las paredes forradas de madera oscura, sin ventanas y cubiertas de llamativos tapices de Gryffindor, Hufflepuff y Ravenclaw. De la única casa que no había tapices era Slytherin.

También había una enorme casa para perro y una caja de arena, estanterías repletas de libros, varias escobas apoyadas contra las paredes, y en un rincón, una gran radio de caja de madera.

—Avísale a Río y a los demás que Harry volvió —le dijo Neville a Nigel Wolpert.

El chico asintió, corrió hacia la radio, se puso unos audífonos y comenzó a transmitir un mensaje:

—Aquí EDD con el reporte del clima: un rayo ha caído. Repito: un rayo ha caído. ¿Me copias, Río?

—Fuerte y claro. Vamos para allá —dijo la voz de Lee Jordan en la radio.

—¿Dónde estamos? —Preguntó Harry.

—En la Sala de Menesteres, ¿dónde si no? —Respondió Neville—. Supera las expectativas, ¿verdad? —Añadió, y Harry recién cayó en cuenta de que su amigo tenía el cabello muy largo, el rostro lleno de heridas, y la ropa desgastada y rota.

—Verán, cuando Amycus Carrow me perseguía, logré cegarlo por unos momentos con el regalo de Navidad que Neville me dio —comenzó a explicar Amy.

—¿Y qué te dio? —Preguntó Ron.

—Polvo Peruano de Oscuridad Instantánea —respondió Neville—. Le dije que le podría ser muy útil si alguna vez se encontraba en aprietos.

—Sí que lo fue, Nev. Me salvó la vida —dijo Amy y, parándose de puntitas, le dio un beso en la mejilla.

Una media sonrisa se dibujó en el rostro de Neville, pues había nacido un gran cariño entre ellos, pero ese cariño no iba más allá de la amistad y todos lo sabían.

—Aproveché que Carrow no podía ver nada y llegué hasta el séptimo piso en mi forma animaga —prosiguió Amy—. La puerta se me apareció sola, ¡y esto fue lo que encontré! Bueno, cuando llegué no estaba exactamente así. Era mucho más pequeña. Sólo había una hamaca, unos tapices de Ravenclaw y el retrato de Ariana. Pero se ha ido agrandando más y más conforme fue llegando el resto del Ejército de Dumbledore. Cuando traje a Fang, apareció la casa para perro y la caja de arena, y cuando llegó Neville, apareció otra hamaca, unos tapices de Gryffindor, y el cuarto de baño se dividió en dos. Las hamacas continuaron apareciendo junto con los tapices conforme más chicos fueron llegando, y como ya se habrán dado cuenta, aquí no hay nadie de Slytherin.

Ghost of You || Draco Malfoy Fanfic [TERMINADA✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora