Capítulo XVI

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Una semana después...

Draco regresó a su dormitorio y encontró a Amy mirando los peces a través de la ventana. Amy se volteó y notó que Draco ya no tenía sus vendajes.

—¿Cómo te sientes, Draco?

—Como nuevo.

—No me dijiste que te quitarían los vendajes hoy.

—No fue la gran cosa. Además, Pansy me acompañó al hospital.

—Entonces a ella sí se lo dijiste, ¿eh?

—Amy, no es lo que crees.

—¿Ah no? Entonces tú dime lo que es, Draco. ¿Esa Pansy se pavonea frente a ti y de repente actúas como si yo no existiera?

Draco abrió la boca para responder pero no le salió ni una sola palabra.

—Tal como lo pensé —dijo Amy con un aire de decepción en su voz.

—Amy...

—Y Astoria no ha dejado de coquetearte toda la semana, ¿eh?

—¿Qué?

—No estoy ciega, Draco, y sé que tú tampoco lo estás.

—Oye, no es mi culpa que de repente me haya vuelto irresistible.

Amy soltó una risa sin gracia.

—Te comportas igual que tu padre cuando era joven. No sé por qué me sorprende.

—Así que ya conocías a mi padre, ¿eh?

Amy abrió los ojos como platos y desvió la mirada.

—Amy, ¿cuándo vas a decirme...?

—¡Ya te dije que lo haré cuando esté lista, Draco! —Espetó Amy.

—Bien, ya entendí.

Un silencio incómodo invadió el dormitorio hasta que Draco habló nuevamente:

—El partido de Quidditch contra Gryffindor será mañana. Vendrás conmigo, ¿cierto?

—Creí que llevarías a Pansy.

—Por supuesto que no. Eso es contra las reglas.

—¿Sólo por eso no vas a montarla en tu escoba?

Una media sonrisa se dibujó en el rostro de Draco, pues se había dado cuenta de lo que Amy estaba haciendo.

—¿Acaso te parece gracioso lo que dije? —Preguntó Amy.

—Claro que no —respondió Draco y se acercó a ella, y colocó sus manos a la altura de su cintura, y aunque ella no podía sentirlo, sus mejillas se pusieron azules—, pero sé lo que estás haciendo, Amy. Quieres que lo diga.

—Entonces dilo —respondió Amy, envolviendo sus manos alrededor del cuello de Draco.

Una hermosa sonrisa, esta vez completa, se dibujó en el rostro de Draco, y respondió:

—Tú y sólo tú eres mi amuleto de la suerte, Amy, y aunque no fuera contra las reglas del Quidditch, jamás montaría a otra chica en mi escoba durante el juego. Eso es algo nuestro, Amy. Es una de esas cosas de sólo tú y yo.

Amy sonrió victoriosa y, parándose de puntitas, le dio un eléctrico beso en la barbilla. Draco se estremeció y Amy atravesó su cuerpo y se dirigió hacia la puerta.

—¿A dónde vas, Amy?

—A clase. Ven, Draco, llegaremos tarde.

Draco y Amy llegaron a la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras y se sorprendieron al encontrar al profesor Snape en lugar de Lupin.

Ghost of You || Draco Malfoy Fanfic [TERMINADA✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora