Capítulo LX

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Después de empacar artículos de aseo personal y algunas mudas de ropa para Draco en una mochila, Draco y Amy encontraron una gruesa y calientita capa de viaje negra que a ella le quedaba perfecta entre toda la ropa que él ya no usaba.

—¿Cómo me veo? —Preguntó Amy dando un giro de 360 grados.

—Preciosa como siempre. La capa te queda perfecta, amor —respondió Draco y Amy sonrió.

—Toda esta ropa está en perfecto estado, Draco. Deberías donarla. Puedo ayudarte a llevarla a la iglesia si quieres.

—¿A la iglesia?

—Sí —Amy asintió—. Papá y yo solíamos donar a la iglesia la ropa que ya no usábamos, siempre y cuando estuviera en buen estado. Ellos reciben donaciones todo el año, seleccionan las prendas y se las dan a quienes más las necesiten.

Draco sonrió y, tomando la barbilla de Amy suavemente con sus dedos pulgar e índice, la levantó hacia él y dijo:

—Me convenciste, preciosa.

Amy sonrió y Draco se inclinó y le dio un tierno piquito en los labios. Luego prosiguió:

—Separaremos mi ropa en cuanto se pueda, ¿sí? Debemos irnos.

Amy asintió y Draco también se puso una gruesa capa de viaje negra. Lucius y Snape ya se habían marchado, y después de despedirse de Narcissa, Draco y Amy se tomaron de la mano y se desaparecieron para hacer una aparición conjunta en un callejón cercano a la casa de los padres de Amy.

Había comenzado a llover, así que se pusieron las capuchas, entrelazaron sus manos y Amy guió a Draco por las vacías calles de Cokeworth hasta llegar a una casa abandonada que tenía un cierto aire que le daba un aspecto muy tétrico.

—Es aquí —dijo Amy y se quedaron mirando la casa por unos momentos.

Una anciana que pasaba por allí sujetando un paraguas en la mano derecha y un bastón en la izquierda, se acercó a ellos y les dijo amablemente:

—Tengan cuidado, jovencitos. Si fuera ustedes seguiría mi camino. Esa casa está embrujada.

—¿Ah sí? —Dijo Draco haciéndose el desentendido.

—Así es —respondió la anciana—. Una hermosa muchacha que vivía ahí fue asesinada hace años. Su padre era viudo y poco tiempo después se suicidó. Dicen que nunca pudo resignarse a haber perdido a su única hija.

—Gracias por la advertencia, señora —dijo Amy con la voz quebrada y los ojos llenos de lágrimas.

—No hay de qué, no hay de qué —repuso la anciana y siguió su camino.

Draco y Amy esperaron hasta que se perdiera de vista, y como no había nadie más en la calle, entraron a la casa. Entonces Amy rompió a llorar y Draco la abrazó para consolarla. A pesar de que Amy había estado allí hace menos de un año atrás, la casa se veía más deteriorada y sombría.

—No llores, hermosa —susurró Draco y besó su frente con ternura—. Sé lo mucho que te dolió lo que esa anciana dijo, y lo mucho que te duele que la casa donde creciste esté en este estado. Pero ahora este es nuestro hogar. Amor, somos magos. Podemos reparar la casa para que se vea tan bonita como debió ser antes, pero el exterior es la fachada perfecta para que nadie se acerque. ¿No fue por eso que se te ocurrió que podíamos escondernos aquí?

—Sí —Amy asintió y se limpió las lágrimas con sus manos—. Tienes razón, mi amor. Vamos, te enseñaré el resto de la casa.

Amy entrelazó su mano con la de Draco y lo llevó escaleras arriba hasta su habitación. Estaba tan deteriorada como el resto de la casa. Una gruesa capa de polvo cubría los muebles. A Draco le llamó la atención la fotografía en movimiento de Amy y Lucius que estaba en un portarretrato sobre la mesita de noche, entonces lo cogió y se quedó observando la fotografía.

Ghost of You || Draco Malfoy Fanfic [TERMINADA✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora