Capítulo XLVIII

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Las cosas entre Draco y Amy habían vuelto a la normalidad. Él recogía la rosa azul más bonita del jardín para su amada todos los días y la colocaba en un jarrón sobre su escritorio. Daban lagos paseos por el jardín de la mansión y se besaban a escondidas. Su relación se había vuelto más fuerte.

La noche del 24 de Diciembre fue la primera víspera de Navidad que Draco y Narcissa cenaron solos. La cena de Lucius en Azkaban había sido la misma comida de aspecto poco agradable que le daban todos los días, pero hacía su mejor esfuerzo por mantener la cordura y no perdía la esperanza de que saldría de allí algún día.

Después de la cena, Draco se retiró a su recámara para acostarse, aunque se había quedado en pijama conversando con Amy. Ambos estaban sentados sobre la cama, cara a cara y a piernas cruzadas.

—Hay algo que me dijo el profesor Snape que aún no termino de entender —dijo Draco—, y ya que ustedes eran tan amigos, tal vez tú sepas explicármelo, Amy.

—¿Qué es, Draco?

—Él habló sobre un Juramento Inquebrantable que hizo con mi madre. ¿Tú sabes de qué hablaba?

—Un Juramento Inquebrantable es un contrato mágico entre dos magos, con un tercer mago como testigo... Su incumplimiento provoca la muerte... —Amy suspiró—. Con Bellatrix como testigo, Severus le juró a tu madre que te protegería pasara lo que pasara y que tomaría tu misión en caso de problemas.

—¿Estuviste allí?

—Sí —Amy asintió—. Me enteré de la horrible misión que Quien-Tú-Sabes te había impuesto al escuchar una conversación entre tu madre y Bellatrix. Ella le dijo que temía por tu vida, Draco, y le pidió que la acompañara a buscar a Severus para pedirle ayuda y... las seguí.

Draco se quedó perplejo. Abrió la boca para hablar, pero no le salieron las palabras.

—Sé que estás detrás de lo que le pasó a Katie Bell, Draco —prosiguió Amy y Draco abrió los ojos como platos—. Te vi coqueteando con Madame Rosmerta en su bar y vi lo que le hiciste en la trastienda —añadió y Draco se removió incómodo y avergonzado al mismo tiempo.

—Amy, yo... estaba desesperado. Había buscado el maldito armario en todos los lugares que se me ocurrieron, pero no lo hallé y el tiempo seguía pasando. El Señor Tenebroso me ordenó comprar el collar de ópalo y me dijo que encontrara la manera de hacerlo llegar a manos de Dumbledore, pero no contaba con que esa tonta abriría el paquete.

—¡Draco!

—Perdón. Creo que está en mi naturaleza el expresarme así de ciertas personas.

—Katie tiene suerte de estar viva, pero tú vas a tener que aprender a controlar tu temperamento. Harry sospecha de ti y se lo dijo a la profesora McGonagall y al profesor Snape.

—¡¿Qué?! —Exclamó Draco con el ceño fruncido—. Ese Potter debería aprender a mantener sus narices alejadas de mis asuntos. Creí que se lo había dejado muy claro en...

—¿El tren? —Lo interrumpió Amy y Draco jadeó—. Estuve ahí, Draco. Vi lo que le hiciste al llegar a la Estación de Hogsmeade.

—Amy, yo... puedo explicarlo...

—¡Chist! —Amy lo calló colocando su dedo índice sobre sus labios aunque Draco no podía sentirlo—. No hace falta, Draco —añadió y le dio un eléctrico piquito en los labios—. Sé que puedes hacer y decir cosas muy feas en tus arranques de ira. Ya pasó y... sólo dejémoslo así, ¿de acuerdo?

—De acuerdo —Draco asintió.

—Aprovecha para descansar y alimentarte bien estos días, mi amor, que cuando regresemos a Hogwarts tendremos mucho trabajo que hacer. Te ayudaré —afirmó Amy y Draco sonrió.

Ghost of You || Draco Malfoy Fanfic [TERMINADA✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora