Capítulo IX

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La clase de Defensa Contra las Artes Oscuras se llevaba a cabo sobre una de las mesas del Gran Comedor, que estaba arreglada como una especie de pasarela.

—En vista de todos los eventos oscuros que han ocurrido, el profesor Dumbledore me ha dado permiso para darles clases de duelo, y así entrenarlos en caso de que necesiten defenderse, como yo lo he hecho innumerables veces. Para mas detalles, consulten mis libros —dijo Lockhart con arrogancia, se quitó la capa y la arrojó hacia un grupo de niñas que gritaron como locas al atraparla, como si se tratara de una prenda de su estrella pop favorita.

—¿Es en serio? —Preguntó Amy levantando una ceja.

—Déjenme presentarles a mi asistente: el profesor Snape. Él ha accedido a ayudarme a hacerles una pequeña demostración. Pero no se preocupen, su profesor no saldrá lastimado.

—Esto va a ser interesante —añadió Amy y Draco la miró con un gran signo de interrogación dibujado en su rostro.

Los dos profesores se colocaron en posición de duelo en el centro de la mesa, y a la cuenta de tres, Snape lanzó un encantamiento defensivo:

—¡Expelliarmus!

Una luz escarlata salió de la punta de su varita y Lockhart voló unos metros hacia atrás, cayendo de espaldas en el extremo de la mesa. Entonces toda la clase comenzó a reír y especialmente Amy se doblaba de risa.

—¡Auch! Eso tuvo que doler —dijo Draco entre risas y Amy comenzó a reír más fuerte.

Draco amaba escucharla reír.

—Muy buena idea mostrarles eso, profesor Snape —dijo Lockhart poniéndose de pie—, pero era bastante obvio lo que iba a hacer. Si hubiese querido evitarlo, habría sido muy fácil.

—Sería mejor enseñarle a los estudiantes a bloquear encantamientos enemigos primero, ¿no cree, profesor? —Dijo Snape con su tono frío característico.

—Excelente sugerencia. Tomemos un par de voluntarios. ¿Qué tal tú, Potter? Y... veamos...

—¿Puedo sugerir a alguien de mi propia casa? —Lo interrumpió Snape—. ¿Malfoy, quizás?

—Mira esto, Amy —dijo Draco y le guiñó un ojo. Amy sonrió y sus mejilas se pusieron azules.

Draco y Harry subieron a la mesa y se les indicó que a la cuenta de tres, usen hechizos para desarmar al otro.

—¿Asustado, Potter?

—Ni un poco.

Ambos se pusieron en posición de duelo y a la cuenta de tres, Draco lanzó un hechizo:

—¡Everte Statum!

Un chorro de luz naranja salió de la punta de su varita y le dio a Harry en el estómago, arrojándolo lejos de forma violenta y haciéndole dar volteretas en el aire.

Amy se quedó boquiabierta. Harry se puso de pie rápidamente y, aunque estaba un poco aturdido, logró lanzar otro hechizo:

—¡Rictusempra!

Un chorro de luz plateada salió de la punta de su varita, y de igual manera, le dio a Draco en el estómago, lanzándolo hacia atrás y provocándole fuertes cosquillas que a su vez desencadenaron un ataque de risa tan grande, que no podía moverse de tanto reír.

—¡Dije sólo para desarmar al otro! ¡No queremos ningún accidente aquí! —Exclamó Lockhart.

Las carcajadas de Draco hicieron que Amy recordara una tierna anécdota:

Era un día caluroso. El bebé Draco de un año, sentado en su caja de arena en el jardín, miraba con curiosidad sus pies descalzos mientras movía sus deditos.

Ghost of You || Draco Malfoy Fanfic [TERMINADA✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora