Imagina lo siguiente:
Te encuentras en tu librería favorita examinando las estanterías. Llegas a la sección de uno de tus escritores favoritos y ahí, cómodamente encerrado entre los lomos increíblemente familiares, hay un cuaderno rojo.
¿Qué haces?
La elección, creo, es obvia.
Yo prefería pasar el rato con los libros muertos, agonizantes o desesperados, los que llamamos usados.
Yo era un lector empedernido, hasta el punto de reconocerlo en público, algo que, sabía, no estaba socialmente aceptado.
Se puede saber mucho de una persona por el tipo de cuaderno que elige para registrar sus anotaciones diarias: yo mismo era de los que utilizaban estrictamente hojas rayadas, carecía de talento alguno para la ilustración y mi letra microscópica hacía que los renglones separados de las hojas a rayas parecieran enormes.
¿Estás dispuesto a jugar solo por la pura emoción del deseo irresistible?
No puedo imaginar que alguien vaya a querer estar solo conmigo durante tanto tiempo.
Espero nunca amar a alguien tanto como para que puedan herirme de la forma en que lo hirieron a él.
Bueno, claro, ¿quien no necesita un novio? Pero, siendo realistas , esas tóxicas criaturas son difíciles de encontrar.
A veces me pregunto como sería aventurarse en la parte más oscura del espectro del color del lirio.
<<Estoy viva. Y te recuerdo>>.
Porque cuando conviertes un pequeño lapso de tiempo en una <<época>> , creas una cámara de eco para todas sus formas.
Echaba eso de menos.
Esa fue la Navidad en la que finalmente comprendí lo que había escuchado a mis parientes susurrar preocupados acerca de mí: que yo era muy sensible, muy delicada. Diferente.
—¿Te gusta?
—Ya veo que esta mañana te has tomado tus píldoras para la insistencia. Claro que me gusta. Pero en realidad todavía no la conozco.
Entonces me di cuenta: era genial que fuera la chica rara.
Me preguntaba si lo que de verdad quería para Navidad era encontrar a alguien que fuera la hoja de papel para mi sujetapapeles. O, espera, ¿por qué no podía ser yo la hoja de papel? Quizá lo que yo buscaba era un sujetapapeles.
La verdad, no entendía cómo funcionaba su mente.
Sinceramente, ese sitio me deprimía. Las figuras de cera parecían reales, desde luego. Pero es que la cera se funde, demonios. Hay algo permanente en las estatuas de verdad. Ahí no. Y no sólo por la cera.
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Frases de Libros
De Todo"A veces lees un libro tan especial que quieres llevarlo contigo durante meses, incluso después de haberlo terminado". pd: las frases le pertenecen a los escritores/autores de los libros.