Me noto inquieto esta noche, y como siempre, ella lo percibe.
La tormenta ha pasado: Metias vuelve a quererme.
–No vas a dejarme, ¿verdad? ¿Te quedaras conmigo más que papá y mamá?
–Me quedaré contigo para siempre, June. Hasta que estés harta y aburrida de verme.
No puedo devolverle la sonrisa. No creo que sea capaz de sonreír sinceramente nunca más.
Es muy guapa; tanto, que me quedo embobado mirándola como me sucedió cuando saltó al ring. No, la palabra adecuada no es <<guapa>>. Es preciosa. Además, no sé por qué, me recuerda a alguien. Puede que sea la expresión de sus ojos: hay algo frío y calculador en ellos, algo desafiante y fiero... Noto que se me encienden las mejillas y miro hacia otra parte, agradeciendo la oscuridad. No puedo pensar en otra cosa que no sea besarla y pasar los dedos por su negra melena.
Un relámpago de alguna emoción que no sé identificar atraviesa sus ojos. Un hermoso misterio.
Y aun así... aun así, una parte de mí sigue queriendo besarle, aunque sea una locura.
–No sé si alguien te lo ha dicho ya, pero eres muy guapa –susurra sin ruborizarse ni apartar la mirada. Me encuentro contemplando dos océanos: uno de un azul perfecto, el otro manchado por una ola diminuta.
Todo parece falso, fuera de lugar; me da la impresión de que este lugar es una ilusión que se romperá en pedazos si la toco.
–Lo echo de menos, ¿sabes? –susurra–. Pensaba que estaría a mi lado toda la vida, que sería un apoyo para mí. Era todo lo que tenía. Y ahora se ha ido y me gustaría saber por qué.
Y entonces la encuentro. O más bien, ella me encuentra a mí.
Preferiría morir antes de ver que te hacen daño.
Tal vez yo le importe más de lo que pienso.
Jamás la había encontrado tan hermosa como en ese instante: sin adornos, sincera, vulnerable, pero invencible.
Lo observo: incluso ahora –agotado, destrozado, empapado de pies a cabeza– sigue habiendo algo hermoso e indómito en él.
No... no puedo dejarla atrás.
Parece un ángel. Un ángel con las alas rotas.
–No sé cómo alguien tan inteligente como tú puede cometer la estupidez de quedarse con alguien como yo.
– Será que a los dos nos gusta a hacer estupideces.
No quiero estar en otro lugar. Aquí –pegada a su cuerpo, envuelta en sus brazos– me siento segura.
–Es extraño estar contigo –continuó–. Apenas te conozco, pero... a veces me da la sensación de que somos la misma persona, nacida en dos mundos diferentes.
–Nunca te he preguntado por tu apodo. ¿Por qué <<Day>>?
–Porque cada día tenemos por delante veinticuatro horas más; cada día puede pasar cualquier cosa. Hay que vivir el momento, porque para morir solo hace falta un instante. Hay que vivir día a día –su mirada se pierde en la puerta entreabierta del vagón. La lluvia oscura cubre el mundo como una manta–. Y hay que tratar de caminar en la luz.
ESTÁS LEYENDO
Frases de Libros
Random"A veces lees un libro tan especial que quieres llevarlo contigo durante meses, incluso después de haberlo terminado". pd: las frases le pertenecen a los escritores/autores de los libros.