— Recuerdo cuando te pregunté si querías ser mi parabatai, y me dijiste que necesitabas pensártelo un día o dos. Y luego volviste y me dijiste que sí, y cuando te pregunté por qué habías aceptado, me dijiste que era porque yo necesitaba a alguien que me cuidara. Y tenías razón. Nunca había vuelto a pensarlo, porque nunca tuve que hacerlo. Te tenía, y tú siempre me has cuidado. Siempre.
¿Cómo se podía explicar la sensación de mirar al oscuro corazón de un agujero negro?
— No puedo ver a Tessa cara a cara y no contarle la verdad de lo que está ocurriendo aquí. Y más que eso, no puedo ir con Tessa y presentarme como un mortal, como un cazador de sombras, y no explicarle lo que sentía por ella cuando era... —Se interrumpió—. Que mis sentimientos no han cambiado. No puedo ofrecerle eso y luego regresar a un lugar donde pueden matarme. Mejor que siga creyendo que nunca tuvimos ninguna oportunidad.
— Nosotros, los cazadores de sombras, nos ponemos en peligro a todas horas, todos los días. Creo que a veces somos temerarios con nuestro corazón del mismo modo que lo somos con nuestra vida. Lo entregamos, lo damos por completo. Y si no conseguimos lo que necesitamos tan desesperadamente, ¿cómo vivimos?
— Crees que quizá ella ya no me ame —dijo Zachariah—. Después de todo este tiempo. Es una pregunta razonable —continuó él—. Y quizá ya no me ame. Mientras siga viva, bien y feliz en este mundo, yo encontraré el modo de ser también feliz, incluso si no es con ella.
— Es bueno tener a gente que se preocupe por ti —dijo Alec—. Eso significa que les importas. De ese modo sabes que son tus amigos.
— Ojalá yo tuviera un parabatai —repuso Emma—. Es como alguien que es tu familia, pero porque quiere serlo, no porque tiene que serlo.
A veces, la respuesta más sencilla es la correcta.
Agudas son las flechas de un corazón roto.
— No puedes salvarlos a todos.
— Quizá no —replicó Jace mientras la luz de su mano se iba atenuando—. Pero estaría bien salvar a alguien para variar.
No podía recordar un tiempo en que no lo hubiera amado, o no hubiera confiado en él, y él tampoco le había dado nunca motivo para no hacerlo.
Los deseos de nuestro corazón son armas que se pueden emplear contra nosotros.
Recordó haber pensado: «Ella es todo lo que ve».
— Ya sabes a qué me refiero. No sé cómo he llegado aquí. Mi vida era corriente. Yo era corriente...
— Tú nunca has sido corriente —replicó Jace en voz muy baja.
— Tienes que saber que no habría deseado una vida diferente —le aseguró ella—. Esta vida me trajo a ti.
— Escúchame, Isabelle, si me pides que elija entre tú y mi mejor amiga, entonces, sí, no pienso escogerte. Porque nadie que me quiera me obligaría a hacer una elección tan estúpida; sería como si yo te pidiera escoger entre Alec o yo. ¿Me molesta ver a Jace y a Clary juntos? No, en absoluto. A su modo, increíblemente extraño, están hechos el uno para el otro. Son lo que tiene que ser. Yo no soy lo mismo con Clary, no así. Yo soy para ti.

ESTÁS LEYENDO
Frases de Libros
Diversos"A veces lees un libro tan especial que quieres llevarlo contigo durante meses, incluso después de haberlo terminado". pd: las frases le pertenecen a los escritores/autores de los libros.