Te quiero incondicionalmente, su madre le había dicho, un par de veces, cuando era más joven. Así es como los padres quieren. Te quiero pase lo que pase.
No se podía quedar aquí, atrapado entre los dos mundos y dos conjuntos de recuerdos.
Se llevó el amor de ella con él, como lo hizo una vez antes.
Era como ver a alguien cavar donde sabía que habían sepultado algo precioso, cavando y cavando y dándose cuenta de que todo lo que hubo, se fue. Pero seguían cavando exactamente igual, porque la idea de perderlo era tan terrible tal vez.
Sin recuerdo, lo habían perdido. Y nadie quería perder a alguien que amaba.
Simon, por supuesto, en el peor momento posible: recordó los colores de sus ojos de cerca, de un marrón muy oscuro, como terciopelo marrón, tan cerca del negro que no parecía haber diferencia, pero con círculos más claros de color...
Todo lo que sabía era que ella brillaba, como una constelación en la forma de una chica.
–No me conozco lo suficiente todavía.
–Hay algunas cosas que no puedes entender a menos que pases por ello tú mismo.
–Tú puedes elegir la vida que quieres vivir. –Se detuvo abruptamente, dejando algo tácito colgando en silencio. Algo, Simon sospechaba, como: A diferencia del resto de nosotros.
–Somos lo que nuestros pasados han hecho de nosotros –dijo Catarina–. La acumulación de miles de decisiones diarias. Podemos cambiarnos, pero nunca borrar lo que hemos sido
¿Por qué todo el mundo en su vida sentía la necesidad de decirle quién era, o quién él debería ser?
–La verdad nunca es tan simple, ¿verdad?
Como todos los Herondale, su capacidad de amar sin medida, sin fin, era a la vez su don y su gran maldición.
El que salva una sola vida, es como si hubiera salvado un mundo entero.
–Tienes que descubrir quién eres ahora, Simon. Quiero eso para ti, esa libertad.
–Te lo digo. Te lo digo que nos salvaste, Simon. Lo hiciste más de una vez. No porque fueras un vampiro, no debido a algo que hayas perdido. Fue a causa de quién eras. De quién todavía eres.
–Sé que no puedes entender esto, pero cada vez que la miras como si fuera una extraña, parece... parece alguien que presiona un hierro caliente en la piel. Duele mucho.
Por primera vez, la miro, y no era una extraña, era Clary su amiga. Su familia. La chica a la que siempre había jurado proteger. La chica que amó tan ferozmente como se amó a sí mismo.
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Frases de Libros
Random"A veces lees un libro tan especial que quieres llevarlo contigo durante meses, incluso después de haberlo terminado". pd: las frases le pertenecen a los escritores/autores de los libros.