1. Cadena de Hierro: Las Últimas Horas (Cassandra Clare)

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—El amor no siempre tiene sentido —dijo ella, y ante eso, Alastair alejó la mirada rápidamente.


—¿Por qué —demandó—, no estas usando un sombrero?

—¿Y ocultar este cabello? —Matthew señaló a sus rizos dorados con un ademán ostentoso—. ¿Tú taparías el sol?


—Tú siempre encuentras la solución más decadente a cada problema.


—Matthew tiene el hábito de conseguir que le rompan el corazón. Parece que prefiere un amor sin esperanzas.


—¿Has deseado que desaparezca? —preguntó, tenso.

—No. Solo a veces he deseado ser yo quien lo haga —respondió Matthew con un suspiro, y fue una de las raras veces que Matthew expresó su preocupación, una auténtica declaración sin burla, o broma o humor escondido detrás.


—No tengas muchas esperanzas, Lucie. A veces la esperanza es peligrosa.

—¿Le has dicho eso a Grace?

—No escucha. Ni una palabra. Yo... yo no quiero que vayas a decepcionarte.


Deshaciéndose de su guante, Lucie posó sus dedos dulcemente en los suyos. Oh. La sensación de él... su mano estaba fría, pero ligeramente insustancial, como si fuera el recuerdo de su toque. Y, aun así, envió chispas por sus venas... casi podía verlas, como si fueran luciérnagas en la oscuridad.


Y su sonrisa fuera todo lo que soñaba entonces el mundo no era tan amargo porque una sonrisa podía hacerlo dulce. —Maud, Alfred, Lord Tennyson.


—Así que aquí está: siempre dile a Cordelia lo que sientes. —Miró a James a los ojos—. Puedes temer de lo que sucederá si hablas con tu corazón. Pero los secretos tienen una manera de consumir las relaciones, Jamie. En el amor, en la amistad, los socavan y destruyen hasta que estás amargamente solo con los secretos que guardaste.


«Mi corazón la escucharía y latiría, el toque de sus manos yo anhelaría».


Ella era tan hermosa como un amanecer que venía sin color, un barrido de mar gris sin estropear por la espuma blanca o las olas.


—Ah, sí —dijo Grace, con un tono ligero y burlón en su voz—, sientes su dolor, ¿no? Si su corazón se rompe, ¿el tuyo se rompe? ¿Siente lo que tú sientes? Porque puedo ver cómo eso puede ser incómodo.


Así como era un tormento amar, podría ser un tormento ser amado. Ser amado, y saber que no era real.


El amor es una rareza en este mundo, y la verdadera amistad, también.


Se había dicho a sí misma que podría superar este momento fácilmente, que al menos estaría cerca de James, estaría a su lado, lo vería dormir y despertar. Pero ahora sabía, al mirarlo a la cara, las curvas de su boca, el arco de sus pestañas deslizándose hacia abajo para ocultar sus pensamientos, que no se iría ilesa al final de este año. Estaba de acuerdo en que le rompieran el corazón.

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