Permanecimos en silencio por mucho tiempo. Se sentía bien estar con alguien en silencio, sin necesitar del peso de la conversación.
Si la tristeza tenía sabor o si la ansiedad se sentía pesada.
Pero lo amaba de todas formas, porque era su hijo. Y él era mi padre. Me preguntaba qué decía eso de mí, el poder amar a alguien como él, a pesar de todo. No era la primera vez que me decía a mí mismo que era mejor que se hubiera ido, pero tal vez fue la primera vez que lo creí por completo. Y eso me impactó con fuerza.
Un corazón destrozado puede ser más pesado que una costilla rota.
Pero había oscuridad en mi cabeza.
Me dejaron vacío, hicieron que mi piel se volviera quebradiza y tirante. Era una cáscara comparado con lo que había sido días atrás. No sabía con qué llenar el espacio, no sabía si había algo con qué llenarlo.
En ocasiones, cuando tu corazón está tan lleno, te roba la voz y todo lo que puedes hacer es aferrarte a la vida y no soltarla.
Y luego estaba yo. Mi versión en las sombras.
Pude ver el dolor en su rostro antes de que cambiara cuidadosamente a una expresión vacía. Nunca se había ocultado de esa forma, éramos honestos el uno con el otro. Siempre. Hasta esta última semana que me ocultó secretos mucho más allá de lo que lo creía capaz.
Perderlo duele más que nada que haya sentido jamás, pero ¿perderte a ti? Ox, si algo llegara a pasarte, eso me mataría.
–No puedes usar tus sentimientos por mí para retenerme.
Las complejidades son difíciles de entender y lidiamos con las cosas a grandes rasgos.
–No puedes olvidarme –dijo con fiereza mientras apretaba mi mano hasta que me dolieron los huesos–. Sin importar qué suceda. Jamás puedes olvidarme.
–Sí, Joe, lo sé. No podría incluso si lo intentara, tampoco quiero hacerlo.
Sus labios estaban parcialmente abiertos y sus ojos también. Me observaban y pensé que eran infinitos.
Recordaba el pequeño aleteo en mi corazón y estómago que solía tener cada vez que la veía.
Sentía un dolor en el pecho cada vez que pensaba en él.
–Creen que no somos nada –aumenté el tono de mi voz para que los demás pudieran escucharme–, que pueden venir a arrebatarnos lo que deseen. Que estamos rotos.
No me pareció importante, las cicatrices eran una muestra de todo lo que atravesé, que aún estaba vivo.
El color de tus ojos no importa y el hecho de que eres humano tampoco.
ESTÁS LEYENDO
Frases de Libros
Random"A veces lees un libro tan especial que quieres llevarlo contigo durante meses, incluso después de haberlo terminado". pd: las frases le pertenecen a los escritores/autores de los libros.