Cazadores de Sombras "Los Orígenes" : Ángel Mecánico (Cassandra Clare)

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Si nadie en el mundo se preocupa por ti en absoluto, ¿realmente existes?


— Lo intenté, dijo. 

— Intenté quererte. Pero no es fácil amar a un niño que no es humano en lo más mínimo... 


— Bueno, si ella no es humana, Enoch, ¿qué es? 

— ¿Qué quieres decir con que no sabes? Todo el mundo es algo. Esta niña no puede ser nada en absoluto... 


— Así que, dijo, luchando por pasar la opresión en su garganta, ¿decidieron que no soy un peligro, entonces?

— Tal vez sólo para usted misma, dijo Charlotte. 


— Puede ser... difícil de aprender cómo funciona el mundo realmente, verlo en su verdadera forma y condición, dijo Charlotte. La mayoría de los seres humanos nunca lo hacen.


— ¿Qué si una de las veces en que cambié, cuando volví a mí, no lo hice del todo bien? ¿Y si ni siquiera es mi verdadero rostro? 


— Oh, no. Odio el chocolate.

— ¿Qué clase de monstruo podría odiar el chocolate?


— Uno siempre debe tener cuidado de los libros, y de lo que hay dentro de ellos, pues las palabras tienen el poder de cambiarnos.


— Hay un montón de sentido en el sin sentido a veces, si usted desea buscarlo.


Llevaba esa mirada que ella encontraba tan rara y convincente; esa diversión que no parecía ir más allá de la superficie de sus características, como si encontrara todo en ambos mundos infinitamente divertido e infinitamente trágico, todo al mismo tiempo.


— Tienes un poder de incalculable valor. No necesitas pedirle nada a nadie. No necesitas depender de nadie. Eres libre, y esa libertad es un regalo.


— Quien te ame ahora, y también deberías amarte a ti misma, te amará de verdad. 


— A veces, cuando tengo que hacer algo que no quiero hacer, finjo que soy el personaje de un libro. Es más fácil saber lo que ellos harían.


Pero todavía siento la debilidad de desear que sepas con qué fuerza encendiste en mí algunas chispas a pesar de no ser yo más que ceniza, chispas que se convirtieron en fuego."


— Pero eso era porque la amaba. 

— Sí, dijo Will. La amaba lo suficiente para saber que ella estaba mejor sin él.


Había algo en la forma en que Jem la miraba, pensó. Como si pudiera ver dentro y a través de ella. Pero nada dentro de ella, nada que él viera o escuchara, podría molestarlo o perturbarlo o decepcionarlo.


Si tienes el alma de un guerrero, eres un guerrero. Cualquiera que sea el color, la forma, el diseño de las sombras que la ocultan, la llama dentro de la lámpara sigue siendo la misma. Tú eres esa llama.

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