PARTE 1 (EL REY)
Se había convertido en el rey del sol. ¿Entonces por qué le hablaba a la luna todas las noches?
La oscuridad se atenuaba y, poco a poco, comenzaba a ceder. Eso no era normal, pues, cualquier otro día, el sol habría salido un par de horas antes.
Emil no solía llevar consigo un reloj, pero este problema lo estaba obsesionando con el tiempo.
No quería vivir bajo la sombra de su madre, quería forjar su propia historia.
Y una de las cosas que Emil había aprendido es que nada era sólo blanco o negro.
El tiempo pasaba demasiado rápido, aunque a veces no lo suficiente.
El sólo pensar en ella hacía que su corazón volviera a romperse. Y pensaba en ella todo el tiempo. Ya había pasado más de un año desde la última vez que vio su sonrisa. Desde la última vez que escuchó su voz. Desde la última vez que pudo sentirla. Y un año no había sido tiempo suficiente para que el dolor desapareciera, porque él todavía podía recordar todo como si hubiera sido ayer.
Él, en cambio, todavía luchaba por sonreír.
− Estar aquí no me hace bien, ya estoy soltando cosas que no suelo decir en voz alta.
− A veces es mejor decirlas o podrían consumirte por dentro.
− Las viejas costumbres no se pierden.
Y, a pesar de que sentía que la tristeza lo perseguía para clavar sus garras en su corazón, nunca se había permitido caer.
Por eso no había sanado. Porque ni siquiera había permitido que la herida sangrara.
La adrenalina del momento había pasado y ahora se sentía cansada hasta los huesos. Y todavía estaba aterrada.
− Tuve que venir antes al tocador.
Tuvo que hacerlo para poder soltarse a llorar.
Ella no quería vivir con ese tipo de amenazas. Ya había tenido suficientes aventuras peligrosas que terminaron en desastre. Necesitaba una vida tranquila, pero el suceso de ese día le había recordado que no podía tenerla.
Esa noche la tristeza había sido más grande que ellos. Recordaba perfectamente cómo se sentía su corazón roto.
No digas eso. Ni siquiera lo pienses. No podemos perderte.
Trataba de no dejar que la tristeza lo consumiera a diario y con el tiempo había aprendido a hacerlo. Dolía menos, pero seguía doliendo muchísimo.
No. No podía perder a nadie más. Su mente no era capaz de imaginarlo. Su corazón no era capaz de soportarlo.
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Frases de Libros
Random"A veces lees un libro tan especial que quieres llevarlo contigo durante meses, incluso después de haberlo terminado". pd: las frases le pertenecen a los escritores/autores de los libros.