—Simplemente es un alma solitaria.
Le miré. Éste era mi momento. Podía aprovecharlo o podía dejarlo marchar, pero de cualquiera de las maneras, sabía que no podría librarme de ello.
—¿Cuáles son las cosas que te importan?
¿Estaba siendo un poco falso?
—Ya sabes qué cosas. A estas alturas, tú, de entre todos, ya deberías saberlo.
Silencio.
—¿Por qué me estás contando todo esto?
—Porque pensé que debías saberlo.
—Porque pensabas que debía saberlo —
—Porque quiero que sepas — solté de repente— que no hay nadie más a quien se lo pueda contar, sólo a ti.
Nunca se me ocurrió pensar que no sólo le había llevado allí para enseñarle mi pequeño mundo, sino para pedirle a mi pequeño mundo que le dejase entrar.
—¿Tanto miedo tienes de lo que los otros puedan pensar?
Negué con la cabeza. Pero no sabía la respuesta. O quizá era una pregunta tan obvia que no necesitaba contestarla. Eran estos momentos los que me hacían sentir muy vulnerable, totalmente desnudo. Presióname, pónme nervioso y, a menos que yo te presione a ti también, ya me has descubierto. No, no tengo respuesta para eso, pero tampoco me estaba conmoviendo.
—¿De qué manera estoy poniendo las cosas difíciles?
Mi corazón latía demasiado rápido como para poder expresarme con coherencia.
La luz de mis ojos, dije, luz de mis ojos, la luz del mundo, eso es lo que eres, la luz de mi vida.
Corrección: quiero que seas tú. Intentaré no ser el peor luego de tu vida. Simplemente trátame como tratarías a alguien con quien esperas no volver a toparte nunca. Ya sé que esto no suena demasiado romántico pero estoy atado por tantos nudos diferentes.
—Te gusta, ¿a que sí?
—Sí —le contesté.
—A él también le gustas, más que él a ti, creo.
Todo el mundo atraviesa un periodo de traviamento: cuando tomamos, por poner un ejemplo, un camino diferente en la vida, la otra vía. El propio Dante lo hizo. Algunos se recuperan, otros fingen hacerlo, otros nunca vuelven, algunos se rajan incluso antes de empezar y otros, por el miedo a no tomar decisiones, se encuentran siguiendo un camino equivocado durante toda su vida.
Bueno, en mi opinión, creo que debería haberle dicho que sí la primera vez que le preguntó y no titubear tanto tiempo.
¿Que si me gustas? Te idolatro.
Aquí es donde soñé contigo antes de que entrases en mi vida.
Dime, ¿quién estaba en silencio, en algún lugar de Italia, en la década de los ochenta? Y ese instante quiero que sienta algo tan punzante como la pena y más terrible que el arrepentimiento, incluso algo de lástima por mí, porque aquella mañana en la librería eso era lo que yo había recibido, pues era todo lo que él me pudo ofrecer.
ESTÁS LEYENDO
Frases de Libros
Losowe"A veces lees un libro tan especial que quieres llevarlo contigo durante meses, incluso después de haberlo terminado". pd: las frases le pertenecen a los escritores/autores de los libros.