Eve & Adam (Michael Grant y Katherine Applegate)

23 0 0
                                    


Cuando mueres―y me doy cuenta de eso mientras soy lanzada por los aires como un pájaro herido― deberías estar pensando en amor.


Genética. Me gusta la genética, las reglas, el orden. Mi mejor amiga, Aislin, dice que es porque soy una fanática del control.


Sin embargo, una vez que empiezas a ver la gran M, a la Muerte, sentada a tu lado, es muy difícil de detener.


Es un comportamiento humano normal el de contar cualquier cosa que tengas que contar.


Saca el talento. Sé que lo has escondido en lo profundo, en lo profundo dentro de ti.


Y hay momentos, como ahora, que en realidad la amo. Por lo menos amo la manera que ama su trabajo.


Me amo a mí misma y a mi cuerpo y estoy orgullosa de ser quien soy.


Todo el mundo tendría que tener defectos. ¿No es eso lo que nos hace interesantes? ¿No es eso lo que nos impide ser copias de carbón de los demás?


Desearía que no tuviese una risa linda. Es un problema pasajero en mi vida. No es mi tipo. Excepto por la risa. Tal vez los ojos.


¿Qué es lo que se mete en las personas y los convencen de autodestruirse?


Puedo esperar hasta conocer a la persona correcta.

Te refieres a la persona perfecta.

La persona sin defectos.

Esa persona no existe.


Una vez que tienes un rostro, tienes una persona. Un individuo especifico.


Hay algo desconcertante en una boca perfecta.


―Nunca hago exactamente lo que me dicen que haga―digo.


La creatividad está permitiendo que cometas errores.

El arte está en saber cuáles mantener.


El cerebro es una maraña de cables, miles de millones y miles de millones de conductores, en algunas zonas relativamente escasos y otras áreas tan densamente empaquetados que las conexiones parecen fundirse, creando algo más que la simple conexión de los cables.


Me levanto, empujo la silla. Y yo la abrazo. ¿Por qué no quiero? ¿Por qué me siento como si mi piel hubiese sido lijada y ahora todo es demasiado?


La necesito. Ella es todo lo que tengo. Y ella me necesita, aunque ella no siempre se dé cuenta.


Quiero salir de este lugar. Quiero correr hasta que mi cerebro se calle y mis piernas griten exhaustas.


Es sólo que antes, no te conocía. Quiero decir, sabía que existías. Sabía sobre ti, pero luego te convertiste en una persona real. Una persona que me gustaba.


Estamos sólo a unos centímetros uno del otro. Si yo me inclinara hacia delante, mi nariz tocaría el hueco de su cuello.


La gente siempre va a ir hacia la luz, ¿no es así?

Nadie responde. Todos sabemos que no es cierto: a veces la gente se dirige directamente hacia la oscuridad.


―No hay un siempre―digo.― Nada dura para siempre.

―La nada persiste―dice ella.


El problema es que puedo sentir sus piernas envueltas alrededor de mí, puedo saborear sus labios, y puedo imaginar; la imaginación es un maldito fastidio, la imaginación te torturará, pero saberlo no lo detendrá. Mi imaginación está apagada y funcionando, recorriendo lugares dulces y sudorosos. Y no es sólo eso, no solo las partes sudorosas o incluso las partes dulces, es el sentimiento de que mi vida es un rayo láser que se encontró con un espejo, que está siendo doblado, un giro inesperado, una vuelta salvaje, un retorno, todo ese tipo de cosas, todos esos sentimientos de mierda que pensé eran mi vida, tal vez no lo sean.


Él sólo puede aparentar ver en mi alma. Yo puedo realmente ver la suya.


Hubo algo acerca de ese beso. Fue como un hermoso sonido de guitarra, tocado sin ningún sentimiento.

No fue... perfecto.


―¿Estaría bien si intentara dibujarte pronto?―le pregunto.

―¿Estaría bien si intentara besarte pronto?―me pregunta Solo.

Frases de LibrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora