Él era el chico más guapo e insistente que nunca jamás vio. Y Aura sabía que eso no era una excusa, pero...
¡Pero, cada vez que se alejaba necesitaba volverlo a ver!
Se volvió adicta. Lo empezó a necesitar de una manera loca y enfermiza. Transformo...
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"Si amas a dos personas al mismo tiempo elige a la segunda. Porque si realmente amaras a la primera, no te hubieras enamorado de la segunda"
—Johnny Depp.
Capítulo 72
I wanna Ruin our Friendship – Studio Killers.
—¿Lo puedes hacer Belle? —el sonido intermitente al otro lado de la línea me hicieron sentir los latidos de mi corazón con fuerza. Antón hizo un gesto de pregunta mientras maniobraba el volante y negué con la cabeza, volviendo la vista al frente —¿Belle?
—Es que... es que... Dios mío Aura, no sabía que estabas metida en encontrar a un asesino, todo el rato estaba resentida contigo por simplemente abandonar el Instituto, por no llamarme, por dejarme de lado, y ahora... ahora me siento patética, pero yo...
Cerré los ojos y me mordí los labios. No sabía exactamente que decir. Porque, aunque suene a excusa, no me he puesto a pensar en ella, ni en el colegio ni en nada realmente hace mucho tiempo.
He tenido demasiado, y simplemente puse prioridades.
—Lo siento mucho.... Es solo que, si no lo hago hoy puede que jamás tenga la oportunidad de salvarlos.
Se escuchó algo así como un jadeo y luego habló muy rápido.
—Me pondré a trabajar. ¿Cuántos necesitas? Envíame una copia de la amenaza de ese hombre y un perfil resumido de cada persona. No te aseguro que funcione, pero...
—Gracias, Bella. —murmuré, mientras alzaba los pulgares en dirección al espejo, Joyce miró a otro lado, pero sus hombros se relajaron un poco. Antón sonrío ampliamente, como si el problema se solucionara así de fácil.
Suspiré y corté la llamada.
Lo cierto era que después de salir de esa habitación, habíamos vuelto en el auto de Joyce, que ahora era conducido por Antón. Lo primero que teníamos que conseguir eran las amenazas para cada persona, y Bella vino a mi mente en ese momento. Desde ahí, podíamos investigar direcciones e ir directamente a las personas a dejar cada papel sin ser vistos.
Porque esta idea estaba clara en mi cabeza: Si nos veían, papá se pudriría en la cárcel.
Era lo que había pensado Joyce, y era lógico. Y una parte de mí quería echarse para atrás y no hacer absolutamente nada. Yo también había recibido la amenaza, pero decidí que no tenía el poder sobre mi vida. ¿Por qué otras personas caerían en picada por un papel?
Pero este loco había tenido mucha paciencia y mucho tiempo para arruinar la estabilidad emocional de cada persona. Lo mío empezó cuando regresé, pero... ¿De verdad inició cuando volví?
Entonces pensaba en el médico de la mañana, en un hombre con un futuro brillante y seguramente mejor que él mío.
