"Antes de conocerte, yo no sabía lo que era mirar a alguien sonreír sin motivo."
-Acción Poética
Capítulo 5 – ¿Me devuelves mí corazón?
Me dolía la cabeza como un gran tanque.
La luz del sol se filtraba por mis parpados.
Mi cuerpo parecía pesar todo un mundo.
Una suave respiración se escuchaba como música.
Un <<tic, tac, tic, tac>> chasqueaba de alguna parte.
Esta no era mi habitación.
Abrí los ojos, y si no fuera porque mi boca estaba seca y dormida hubiese gritado del susto.
No estaba en el maldito departamento, entonces ¿Dónde estaba?
Entonces una idea, se paseó por mi cerebro, apenas susurros de la anterior noche.
—Oye, oye, bonita —Era la voz de Neill, sentí una sacudida en el hombro, pero el alcohol me confundía y no podía pensar —¿Sabes dónde vives, tienes alguna dirección?
Negué con la cabeza, porque justo ahora el lugar donde vivía era...
—Riobamba.
Pero aquello estaba muy lejos, y aunque volviera allá, ellos ya no estuvieran.
Empecé a llorar.
Me dolía el cuerpo y toda mi cabeza. ¿Por qué ellos? ¿Por qué tuvieron que venir a por mí? Sí tan solo... si solo.
Entonces, lo demás fue más que borroso.
—No puedo llevarla, si mi jefa la ve, me mata —era la voz de Neill, él que me había ayudado.
—Yo si que puedo, pero no lo voy a hacer, lo único que pasa la puerta de mi apartamento, es mi hermana, y eso no cambiará.
Alecksander no tuvo excusa, así que le tocó ocuparse de mí.
Así que acá termine.
Examiné la habitación, era enorme, muy muy enorme. Y obscura.
Tenía las paredes en un tono azul y plomo, muy varonil.
Había posters de cantantes que no reconocí.
Una gran <<Mac-Pro>> descansaba en aquel pequeño estudio.
Y había un Alecksander en el sillón.
Casi me caigo de la cama.
No me quedé a investigar lo que había pasado después, y con la pequeña lucidez que me quedaba, me escabullí, agradeciendo que la ropa estuviera en orden, y salí de su habitación.
—¿Eres su nueva novia? —El gritó se quedo atascado entre mis manos. Dios, que susto de muerte.
Era una cabellera rubia, muy rubia, y la dueña era una miniatura, aunque ya se la veía un poco grande.
Me extendió la mano.
—Soy Miny y tengo siete años, y ahora necesito tu nombre; cuñis —Sentí las mejillas ponerme rojas, cuando le escuché aquello.
¿Yo?
¿Tener algo con su hermano? ¿Era su hermano, verdad? ¿Alecksander tenía hermanas?
Ja. ¿Acaso no me veía? Yo jamás podría entrar en su liga de conquistas.
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Mi Agridulce Salvación © - #1 Los Sabores del Corazón
Ficțiune adolescențiÉl era el chico más guapo e insistente que nunca jamás vio. Y Aura sabía que eso no era una excusa, pero... ¡Pero, cada vez que se alejaba necesitaba volverlo a ver! Se volvió adicta. Lo empezó a necesitar de una manera loca y enfermiza. Transformo...