Él era el chico más guapo e insistente que nunca jamás vio. Y Aura sabía que eso no era una excusa, pero...
¡Pero, cada vez que se alejaba necesitaba volverlo a ver!
Se volvió adicta. Lo empezó a necesitar de una manera loca y enfermiza. Transformo...
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"Everybody has a chapter they don't read out loud."
"Todos tenemos un capítulo que no leemos en voz alta."
-Anónimo
Capítulo 82 – Bum. Bum. Bum.
Ambos allí, con el ambiente más caliente que había sentido desde que hice cosas sucias en una habitación oscura y llena de... uy mejor no acabo esto.
Todo era tan lejano.
Y a la vez los recuerdos estaban justo frente a nosotros, en medio, actuando como una cuerdita invisible. Excepto que estaba rota.
Me aclaré la garganta para poder hablar, pero apenas lo intenté tuve que desistir para recoger una lágrima y evitar que se note.
Si pude ocultarlo o no, realmente no estaba interesada en saberlo.
Pues, aunque quisiera ocultar con todas mis fuerzas cuanto me había lastimado, lo cierto es que aquello era imposible.
—¿Cómo... estás? —volvió a hablar, y su voz, su voz me hizo aplicar más fuerza en los cojines que escondían un bebé.
Un jodido bebé.
Bajé la mirada y esta vez si pude responder.
—Mejor que tú.
Lo cuál era la mentira más estúpida del mundo, sobre todo porque en poco le diría que llevaba un bebé. Un bebé suyo.
Lo vi asentir por mi mirada periférica, jugaba con sus dedos. Lo cual lo hacía ver nervioso. Aún con todo eso, no lucía mal.
Para mí el no podía lucir mal.
—Eso lo apostaría. —susurró en voz baja.
Silencio. Incómodo. Muy incómodo.
—Yo... —su tono era de disculpa, por lo que sintiendo una inmensa ira me giré para callarlo.
—Si es una disculpa por cogerme y después desaparecer por la noche, mejor guárdatela, no vaya a ser que se te haga costumbre. —Tuve primera plana de su rostro asimilando mis palabras.
Y yo no sabían de dónde venían, porque nunca había sido así de explícita, pero estaba soportando demasiado como para tener un filtro.
—Yo... —trató de intentar. —No me disculparé.
Asentí, hecha más mierda que nunca y volviendo la vista al frente.
Y de nuevo, todo se mantuvo en silencio.
Y fue tan asfixiante qué terminé rellenando el espacio.
—Tu madre me trajo. —por supuesto eso generaba preguntas de las que tenía que darle una respuesta.
