Capítulo 47

63 12 19
                                    

<<Antes que nada, hay un capítulo antes. Chécale, si no lo has leído, y ahora sí. Disfruta de tu lectura>>

"Hay secretos que valen la pena, pero hay tentaciones que valen la vida"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Hay secretos que valen la pena, pero hay tentaciones que valen la vida"

-Danns Vega

Capítulo 47 – Bad Liar

Llegamos a Rio a las 9 a.m. pues perdimos una hora en el ajetreo de comer y parar en baños de gasolineras porque ser glotón y un pesado trae un karma muy malo. Seguro que ya saben el nombre de quien hablo.

Claro el único enfermo, fue Antón. O eso decía el condenado.

La verdad había que discutir muy bien que hacer, pues teníamos todo un día bastante productivo que copar.

Yo empezaba a creer que los retorcijones estomacales de Antón eran una vil actuación para tardar lo más posible en ir por Joyce Smoken.

Suspire, bastante cansada por el viaje.

—¡Ay, me muero! —chillo el chico duro lleno de tatuajes —¡Voy a morir en un vehículo con el amargado de Titi Rith!

Estaba adelante, justo a lado de Titi Rith.

Me deslicé al medio y toqué el hombro del conductor.

—¿Por qué no paras en una farmacia y que este deje de hacer el drama del mundo? —recomendé.

Gire hacia Antón que puso sus manos en la panza y blanqueo los ojos mientras se retorcía. Era eso o me iba a hacer tía pronto.

—¿Y eso en que ayudaría? —preguntó, ignorándome olímpicamente, y me preparé para una ingeniosa respuesta de Reth—Sí Antón no hace drama o jode, están ustedes dos. No puedo drogar a tres adolescentes, sería sospechoso.

Alecksander río, como si estuviese en acuerdo silencioso con titi Rith. Puse los ojos en blanco.

Antón, le dio un golpe en el hombro.

—¡Esto! —gritó y señaló con ambas manos su estómago —No es ningún drama. Soy yo con un dolor lacerante...

Titi Rith se encogió de hombros. Interrumpiéndolo.

—Supongo que podría parar en un hospital. Que le inyecten con algo lo suficientemente fuerte para que cierre la boca —lo dijo como si Antón no podría escuchar. El mismo, se recompuso mágicamente, y sonrío.

Así, en un segundo. Mágica y vilmente.

—Por supuesto que no perderíamos el tiempo en eso, hay mucho por hacer. Un hospital, sería una pérdida de tiempo. Y yo ya me siento mejor...

Reth sonrío como si ya hubiese previsto esa respuesta.

Yo me deslicé a mi asiento, un tanto enfurruñada, no sabía muy bien por qué.

Mi Agridulce Salvación © - #1 Los Sabores del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora