Capítulo 43

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Capítulo 43 -Rómpeme, pero que sea cierto

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Capítulo 43 -Rómpeme, pero que sea cierto.

—Lo sé, mamá... en verdad lo siento... no. Que no... sí, lo hice...pues dile que queme los calzoncillos...no. Sácala a patazos si te sigue... yo sé, pero no está bien... ajá, yo también te quiero. Adiós, y por supuesto que te voy a llamar...no, ¿cómo crees? ...si sí, protección... ¿eh? no no...no esa protección... ya, adiós.

Siento como Antón se recuesta a mi lado, apoyando su cabeza en su brazo. No dice nada, pero sé que es porque no sabe que decir. Acaba de recibir una llamada de su madre, y aunque no lo diga en voz alta, sé que tiene que regresar.

—Yo jamás sufrí una ruptura, ya sabes a mi me botaron sin explicaciones —dice, y aunque trata de sonar divertido no lo logra. Niega con la cabeza y se recompone: —pero en las películas el helado de chocolate es la clave. Bueno, también te puedes poner perra e ir a reemplazarlo, pero no sé si...

—Antón —lo corto. Y el apenas pestañea. —Estoy bien.

—¿Qué? —susurra y parece realmente frustrado —¿Qué necesitas? ¿Llorar? ¿Follar? ¿Gritar? ¡Dime, maldición! Pero no me digas que estás bien cuando no lo estás.

Trato de sonreír, no sé si lo logro. Que esté conmigo aún ahora me hace quererlo un poquito más.

—Es suficiente con que estés conmigo.

El se deja caer en la cama, y suspira ruidosamente.

—Este drama del tipo pasivo me causa depresión —luego se incorpora con extrema rapidez —¿Es eso? ¿Estas depresiva porque te dejo?

Me levanto con una mueca. Él lo hace a la velocidad de la luz.

—¡Por fin! ¡Arriba ese culo, enana! ¡Necesitas sacarlo todo en una buena fiesta!

Pestañeo dos veces. Y le pongo mala cara.

—Voy a hacer pipí.

Y es como si todo el aire que habitaba en su cuerpo se lo llevara la vida.

—Ay, me he ilusionado. Mi pobre corazón sediento de amor...

Siento como se me encoge el pecho. Y las lágrimas acuden a mis ojos.

—¡Oh, no no!¡No a ese amor, Aura! —luego frunció el ceño —Pero si quieres llorar —se dio un golpecito en el hombro —Anda ven...

Niego y sorbo la nariz. No. Ya he decidido que no iba a llorar después de que él saliera.

No era porque no lo mereciera. Era porque definitivamente iba a buscar el momento adecuado para liberarme, y no precisamente a lágrimas.

Y no quiero llorar.

Es como siempre, como toda mi vida, tengo mil cosas que hacer, mil cosas encima pero aún así una es más importante que opaca al resto.

Y como se está haciendo costumbre: el te quiero de Alecksander me ha causado demasiado.

Mi Agridulce Salvación © - #1 Los Sabores del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora