"Cuando empiezo a creer que no hay lugar al que pertenezca, me muestras, una vez más, que yo misma soy mi hogar"
-Samy Jara
Capítulo 32 – Él día especial.
Comer hamburguesas en uno de esos "honguitos" perdidos de la capital, jamás resultó tan delicioso.
En serio, sabemos que la carne y las papás tienen más aceite que carne y papás, y suficientes calorías para engordar a una vaca, pero compartirlo con Alecksander hace que todo ello valga la pena.
Jamás imagine que, para ser feliz, se necesitara tan poco.
Pero no se ustedes, con la persona correcta todo luce... mejor.
—La primera vez que comí en uno de estos lugares debí haber sido una niña, no recuerdo mucho pero mi papá me llevo a hacer un recado con él y contra la dieta totalmente sana de mamá me hizo conocer el cielo. Dios, como que me generó una adicción y hoy como que la recuerdo. —le doy un mordisco más a mi hamburguesa, pero hay un problema, la mayonesa se pega a mi boca y retirarla sería una tontería porque me mancharía de grasa y no podría llevarme la soda y si no tomo soda, me atrancaría y moriría.
Sí, estoy un tanto nerviosa.
Ignorando aquello, doy otro mordisco, es delicioso y grasoso, pero como la suerte siempre está de mi lado, veo en cámara lenta como una gota de mostaza cae justo en la chamarra hiper maga deliciosa de un hombre hiper mega delicioso.
¡Oh Dios, que estupidez!
—Mierda, lo siento yo...— Dejo de lado la hamburguesa, y trato de estirar la mano donde el chico que nos atendió parece muy confundido con los miles de pedidos.
Pero para mí absoluta sorpresa, siento como alguien tira de mi asiento y luego gira mi rostro con suavidad, antes de prácticamente devorarme la boca.
Oh si, que hermosa forma de castigarme.
Succiona mi labio inferior con fuerza, la calidez de su lengua es la que entra en mi boca y la sensación es mágica, y yo creo que gimo mientras mi labio vuelve a su lugar. No se detiene; su lengua delinea mis labios como si de un labial se tratará. Les digo algo, si los labiales fueran así de placenteros, entendería mucho mejor a Barbie.
Pero entonces me vuelvo un completo enredo, cuando una mano se engancha a mi cintura y luego siento como me sube a horcajadas a su cuerpo. Y entonces ya no sé si estamos en un honguito o en el final del mundo, que yo sería igual de felicidad y papilla que como estoy justo ahora.
No soy una santa, y aunque prácticamente él robo mi primer beso, no voy a mentir diciendo que no me he informado. Así que soy lo suficientemente asusta para que mis brazos se afiancen a su cuello y luego mis dedos empiezan a tirar con suavidad de su cabello.
Les digo algo, esta forma trillada de ser devorada tiene una razón muy placentera de repetirse.
Dios, ahora entiendo porque muchas chicas salen embarazadas.
—¡Si van a tener sexo pueden ir detrás del abeto; necesito aparentar sanidad en este lugar! —el chico nos lo grita y yo apenas abro los ojos para sentir el sonrojo subir por mis mejillas. Todo esto inició por pedir una servilleta.
¡Madre Santa creo que he tenido el mejor beso de mi vida!
—No se olviden del condón chamacos, luego van a andar como mi sobrina —escuchamos la voz de una mujer y yo no sé si quiero morir por los rápidos latidos de mi corazón o por la vergüenza. —Tantos chamacos me hacen sentir como en preescolar...
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Mi Agridulce Salvación © - #1 Los Sabores del Corazón
Genç KurguÉl era el chico más guapo e insistente que nunca jamás vio. Y Aura sabía que eso no era una excusa, pero... ¡Pero, cada vez que se alejaba necesitaba volverlo a ver! Se volvió adicta. Lo empezó a necesitar de una manera loca y enfermiza. Transformo...