Capítulo 4

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"Nunca mezcles a una chica con problemas, con un maldito roba corazones. El no se enamorará, ella... bueno amor le queda pequeño."

-Samaí Jara - Mi Agridulce Salvación

Capítulo 4 – Alcohol & Chicos guapos

¿Han sentido alguna vez unas ganas irremediables de conversar son alguien? ¡No? ¡Nunca?

Bueno, seguro que nadie los ha maldecido de forma vudú, porque a mi hasta me picaban las manos de las ganas de pararme y echarle la caña a mi compañero.

Era mi maldita naturaleza.

En casa, siempre que me gustaba alguien; iba, y se lo decía. ¡A saco, mujer! Las probabilidades que te digan que sí, eran altas, total; el no, ya lo tenías.

Y seamos sinceras, los hombres ven a una chica dispuesta a tomárles de la manito, salir con ellos, besarse y morrearse... ¿Quién se negaba?

Nadie. Absolutamente nadie. Bueno si; el batracio que se cree Lionel Messie.

¿Entonces porqué no iba hacia Alecksander?

Pero cuando papás se fueron, el miedo resurgió como una bomba que necesitaba de pólvora para explotar. Lo que paso hace unas semanas -su muerte- fue suficiente pólvora y definitivamente mi "nueva vida" fue la chispa que mando a todo a volar.

Por eso estaba allí, mirando como un tío que tenía apariencia de modelo de Calvin Klein, cantaba a todo pulmón, con una voz de lo más... mortal.

¿Y lo peor? Bueno, yo sabía exactamente como parecer una interesada al nivel "Me gustas, pero si no me tiras los tejos, pasó"

Es que cada vez que Alecksander abría la boca, y hacía de las palabras tonos celestiales y roncos, yo me embutía otro chupito.

—Niña, creo que ya fue bastante —miré en dirección a la voz, que me hablaba y un chico bastante guapo estaba allí.

No parecía que me quisiera molestar, parecía un poco frustrado de echo.

Como si la sola imagen de ver a una chamaca, tomando. No pudiera ser concebida. Tenía el cabello castaño y unos hermosos ojos rojos.

Oh bueno, puede que las luces del antro me hagan verlo como un zombie de ojos rojos y cuerpo azul.

<<O ya estas bastante borracha>>

—¡Pero, te conozco! —balbuceé, con la boca caída y el cuerpo echo gelatina —¡So...mos compa-añeros!

El frunció el entrecejo de una manera bastante atractiva y luego abrió sus sangojos como si recién se diera cuenta de ello.

Ja. Sangojos. Sangre y Ojos, ¿Lo pillas? Vale, ni al caso.

—Mierda —farfulló don sangrojos —Eres la nueva compañera, del estúpido de Alec.

<<Alec>> ¿Se refería a Alecksander Donell? Yo digo que sí, porque era mi compañero... que me parecía guapo a nivel Liam Hemsworth...

OsiOsi

Ya vale, estoy demasiado borracha. Literalmente el alcohol parecía mas abundante que la sangre, y mi cabeza volaba más que la alfombra mágica que Aladino.

—No lo sé. Dímelo tú —estiré el brazo para agarrar el chupito que aún no acababa a la vez que resonaba una voz que me puso el vellito a punta.

Alec...

Alec...

Cuando quise cerrar los dedos en el cristal que contenía el ambarino contenido, este fue retirado de mi alcance y no pude tenerlo.

Mi Agridulce Salvación © - #1 Los Sabores del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora