Capítulo 35

94 12 2
                                    

"Confieso; que solo tú me haces sentir que estoy completo. Para bien o para mal, no soy como los demás..."

-Humbe (Confieso)

Capítulo 35 – Tú eres importante.

Yo le iba a pegar la mucha del siglo a Bella.

De verdad, no había mejor persona en este mundo que la rubia que se abanicaba con los papeles que me conseguirían justicia, con aire arrogante y relajado.

—Tu... —susurre casi sin creerme lo que ella había hecho. —Tú mereces el puto premio Nobel, Belle Maldonado.

Ella se río de aquella forma tan particular, arrugando su naricita y haciendo que los lentes se le caigan un poco, su boca subía más a lado izquierdo que al derecho, pero verla reír así era bastante tierno. Casi y hasta quise acariciarla.

Okeey, raro.

Pero entendible, ya que sin lugar dudas ella acababa de regalarnos a Alecksander y a mí un viaje al punto más cercano al sol del puto mundo. Y no mentía.

Casi y hasta quise gritar; ¡Chimborazo ahí te vamos!

Muy bien aquí la explicación científica; el Everest podía ser el punto más alto de la Tierra... hablando de mediciones desde al nivel del mar, pero el majestuoso nevado llamado Chimborazo, situado en el centro de Ecuador no solo crecía desde el suelo, literalmente tenía una conexión con el centro de la Tierra. Así de grande en el cielo, así de inmenso en el subsuelo.

Y no miento, busquen en Google.

Oh se pueden quedar con Aurapedia.

Por estar en el centro del mundo. Ya saben porque se llama línea Ecuatorial, también nos alzábamos. Muy aparte estábamos bordeados por la Cordillera de los Andes, así que prácticamente era una montaña sobre otra. Haciéndola más alta y más cercana al Sol. Sí, estar en Ecuador prácticamente era tocar el cielo.

Pero llegar a Riobamba, era estar justo en él.

—Lo sé, más adelante lo conseguiré, tranquila. Tu solo no te encargues de arruinar esto —luego bajo la voz, como si me compartiera un secreto —¿Un viaje para ustedes? Daría mi vida por algo tan romántico, hagan lo que hagan sabré que fui parte de eso. Estoy tan emocionada por ti; Aura. ¡Ya casi eres una Donell!

Luego hice una mueca, por lo de ser una Donell. Y ella también.

—Nope, hagan lo que hagan definitivamente no. Si van a tener sexo seré muy feliz con los detalles, pero no participaré de eso. Ah, no.

Tomó mi brazo y salimos. Luego me entrego los papeles y me volvió a explicar por octava vez lo que significaba.

—Es una justificación de dos semanas de clases, ustedes partirán en otra ciudad como campo investigativo para su trabajo Quimestral. Tendrán que presentar evidencia, pero en teoría les da la libertad de dos semanas para poder hacer lo que sea sin ir al colegio.

—¿Estoy como suspendida? —negué a mí misma —No, no... es como ¿auto suspendida?

Belle se río y caminamos hasta el bar o comedor, tomadas del brazo. Seguro lucíamos como unas locas con las sonrisas en nuestros rostros. Pero definitivamente estaba feliz.

Era cierto que no quería dejar a Daniel ahora que teníamos una relación algo así como estable. Pero hace mucho habíamos dejado de ser mantequilla de maní y mermelada de mora, y el hecho de que me sacara del funeral de mis padres, el lugar dónde debí estar, hasta el final. Había roto algo que no se podía volver a pegar, así que, aunque intentemos reconectar había entendido que el elefante rosa tenía que ser sacado de mi vida solo con una cosa; descubrir la verdad.

Mi Agridulce Salvación © - #1 Los Sabores del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora