Capítulo 34

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"Ella es el tipo de chica que puede estar demasiado herida pero todavía puede mirarte a los ojos y sonreír."

—Marilyn Monroe.

Capítulo 34 – ¿Qué sucede con Danielle?

-Alecksander-

Estaba exhausto, el pecho me ardía y me parecía un trabajo demasiado arduo llevar aire a mis pulmones.

¿De qué jodido modo el jodido de Lucas estaba tan fresco?

Neil y yo compartimos una mirada. El mismo cansancio reflejado en su rostro totalmente abatido por el sudor.

Me encorve en un nuevo respiro...

—Ca-cariño —jadeo Neil, Lucas puso los ojos en blanco mientras trotaba aguardando por nosotros, sonreía de esa manera tan cínica que si no fuera porque nos tenía algún tipo de aprecio seguramente me daría miedo —Sé que todos esos musculitos tuyos los has trabajado bastante bien... pe-pero...

Gruñí para mis adentros. Lucas debía ser una clase de metamorfosis humana. Era increíble la fuerza física que aguantaba.

—Pero sería mejor que de una vez por todas abrieras la boca y nos dijeras que jodidos pasa —y después tome la botella de agua que colgaba del bolso de Neil. De repente me podía tomar todo el océano entero, aunque la sal me matara. Pero antes...

Las pocas veces que Lucas nos había invitado a Neil y a mí a acompañarlo en sus "rutinas de ejercicio" terminábamos con el mismo resultado:

Mas muertos que vivos, pero al final él se terminaba abriendo.

Si el rubio alguna vez aceptaba ir al psicólogo, la condición física de este debería ser igual a la del Capitán América o algún super héroe ficticio. La tortura física era su método particular de... ¿compartir preocupaciones?

Sí. Algo así.

—No entiendo como demonios eres el capitán del equipo de basquetbol —gruño Lucas, yo le dediqué mi dedo del medio.

Neil, respondió por mí. Como siempre. Él respondía por todos.

—Porque, cariñito rubio, tú no estás en el equipo —le di un merecido guantazo a Neil, para que callara de una buena vez. Sonreí complacido al verlo hacer una mueca de dolor —¡Auch! ¡Dile no a la violencia, eunuco idiota!

Lucas se río por mi nuevo apodo, y yo no le partí la cara a Neil porque no tenía la fuerza suficiente para formar un puño con la mano.

—Así que es verdad, tu aún no has... —hizo señas con los dedos, y yo me deje caer en el duro asfalto. Frustrado. —Ah, pero que triste Aleck, con esa resistencia no te espera mucho en la cama.

Neil, como siempre, no se guardó su comentario. Este imbécil hablaba hasta por las pocas neuronas que tenía.

—Y aparte, con tu ... —se río entre dientes —ya sabes... digo, aunque todas te crean un experimentado la verdad es que eres más virgen que la propia María de la biblia.

Me levanté y ya bastante enojado, empecé a calentar de nuevo. Ignorándolos...

—No te enojes, sirena —se volvió a burlar Lucas chocando la mano con Neil —solo te estamos preparando para cuando te conviertas en hombre.

—¡Basta ambos! ¡Así sea ese es mi maldito problema! Ahora, estamos aquí por Lucas... —y este como esperaba, acelero el paso y se tensó.

Y luego empezó a trotar en círculos alrededor de nosotros, diciéndonos sin necesidad de hablar que nos haría trotar de nuevo.

Mi Agridulce Salvación © - #1 Los Sabores del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora