Mi Agridulce Salvación © - #1 Los Sabores del Corazón

Capítulo 22

"Crear contigo el amor y hacer contigo la vida."

-Anna Bahena.

Capítulo 22 – Siempre será quien te salve.

Narra Alecksander

Mi cuerpo es una mezcla de furia y adrenalina, tengo tanto adentro y tantas ganas de seguirme desquitando, simplemente no puedo controlarlo.

Su rostro...

Su mirada...

Voy a matar a ese bastardo.

—Alecksander, escúchame. —la voz de Amanda parece lejana, muchísimo, pero también soy consciente que está a mi lado. ¿Cuándo llegó?

—No... tengo, tengo... —tengo que matarlo. Deshacerme de aquella escoria. Jamás la tocará de nuevo, no lo permitiré.

—Él no es tu padre, Alecksander. Vale, no lo es.

La voz me saca del trance. Pero no es suficiente, porque...

La abrazo con todas mis fuerzas, apretándola contra mí, si dejo de hacerlo haré una de dos. O mataré al imbécil de Josué, o tomaré como nunca en mi vida. Hay una tercera opción, pero... no pienso echarme a llorar delante de todos.

—No lo soporto, tengo...

—Ella no es tu madre. No lo es. Vamos. Reacciona.

Y lo hago, al fin. Aunque tengo que repetir mil veces en mi cabeza <<Mi madre está a salvo. Y nadie la tocará en contra de su voluntad>>

Tomo a mi prima de los hombros con delicadeza, sus ojos están hinchados, pero no ha salido ni una sola lágrima. Amanda Donell es muy fuerte. Los Donell somos fuertes.

Me separo, y trato de sonreírle, a la mierda si fallé, me controlo y trato de no perder la cordura, pero eso no significa que el imbécil que atacó a Aura salga inmune de esto.

Me levantó y ayudo a Amanda.

—Llama a la policía, y a Austen que modifiquen lo que tengan que modificar, pero quiero a este degenerado tras rejas.

Amanda sonríe débilmente. Entiende que no necesito hablar de lo sucedido, no con ella al menos. Y si somos reales, mi último plan es explicar mis sentimientos.

—Mi novio te dará el sermón, y ni hablar de tu madre...

Apenas escuchó, pues estoy buscando entre la multitud una cabellera de color chocolate y unos ojos con lágrimas. Solo de recordar como lloraba quiero darle otro puñetazo al animal que se remueve en el piso.

—Las personas que vieron esto van a cambiar la versión, quiero que sea a mi favor, Amanda. Sin evidencia incriminatoria, este imbécil me atacó. Y no se dice más.

Mi primita bufa.

—¿Por qué tengo que hacerlo yo?

—Porque estoy buscando a la chica con la que quiero salir desde el inicio de este año, así que colabora.

Amanda abre la boca, pero ya no tengo tiempo de discutir, por más que buscó unos ojos verdes plomizos no los halló, y estoy empezando a desesperarme.

¿Dónde estás sirena? Tengo que asegurarme de que ella está bien, o sino...

La multitud de borrachos se esparce, la música vuelve a sonar. Tengo el tiempo contado, la policía vendrá en once minutos y sacar a Aura de aquí es crucial.

Supongo que conocer tanto el trabajo de mamá tiene sus ventajas, pues ser abogada te enseña mil cosas... y nacer con aquella pasión te da algunos aprendizajes cruciales.