"Hasta las cicatrices bien curadas vuelven a doler de vez en cuando"
—Anónimo
Capítulo 70 – Mirando hacia el vacío.
Everybody Knows - Sigrid
Estaba en el hospital. Muy temprano en la mañana.
Me daba vergüenza admitir que estaba emocionada. Pero había reservado una cita para poder saber...
Para poder saber de mi hijo.
Me había obnubilado de miedo, y ahora, había tomado una decisión. Tal vez, mucho más pronto, cuando aún no era un ser vivo, lo más probable es que lo halla lastimado, pero ahora la única opción era; hacer lo mejor.
Me senté en la sala de espera del hospital demasiado viejo para sentirse realmente limpio. Pero era público y la última vez que fui al banco el fondo de papás se estaba agotando. Decidí modificar mis finanzas.
Y tendría que encontrar un empleo.
Deberías intentar graduarte —susurro una voz y aprete los labios. ¿Habría alguna forma de pasar este curso? Lo dudaba.
Pasaron los minutos mientras la sala permanecía vacía, ahogando los sonidos de la novela que se reproducía en la televisión vieja del fondo y que se esforzaba demasiado por tener colores que se confundían entre las líneas blancas.
Un enfermero pasó demasiado rápido, mientras se sacaba el gorro de la cabeza y gruñía frustrado. Me relamí los labios y pegué la vista en el anuncio de una mujer con barriguita y el cuello alzado, justo al otro extremo de la pared.
Era una foto muy bonita.
Podrías ser tú, y más bonita.
Oculté una sonrisita entre emoción llena de nervios y seguí esperando.
Por fin, cuando la mujer de traje blanco y cara de amargada salió, creí que podía ser mi turno. No había nadie a mi alrededor, para variar. La enfermera que me había tomado los signos vitales me miró y suspiró con cansancio, arrastrando los pies y con una mueca de frustración empezó a hablar:
—El doctor ya está en camino, puede seguirme, lo esperaremos en el consultorio.
Asentí sintiendo como si mi estómago estuviera repleto de llamas. Me ardía la piel, no como algo sexual, pero si como algo excitante. Realmente no sé como ponerlo en palabras, pero puedo describir como daba saltitos en cada paso tratando de controlarme.
Estaba feliz. Por primera vez estaba feliz por esto.
Quiero verlo. Quiero verlo.
Cuando entré en el consultorio me asustó que fuera tan pequeño, solo alumbrado por una ventanita que parecía no abrirse para nada. La enfermera caminó hasta el escritorio minúsculo y buscó en los cajones, hasta que me tendió una funda de plástico, en ella estaba algo parecido a una tela rosada.
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Mi Agridulce Salvación © - #1 Los Sabores del Corazón
Teen FictionÉl era el chico más guapo e insistente que nunca jamás vio. Y Aura sabía que eso no era una excusa, pero... ¡Pero, cada vez que se alejaba necesitaba volverlo a ver! Se volvió adicta. Lo empezó a necesitar de una manera loca y enfermiza. Transformo...