Capítulo 68

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"Mi corazón se sentía pesado en el pecho, y casi me dolía vivir

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"Mi corazón se sentía pesado en el pecho, y casi me dolía vivir. Es así como se siente el miedo, pero cuando encuentras la valentía, puedes comprender lo que es realmente estar vivo."

—Samaí Jara

Capítulo 68 – Miedo a cada respiro.

—Es poético cuando el clima se alinean con nuestros sentimientos, ¿no lo crees, Aura? —respingué y cerré la laptop de un golpe antes de girarme y mirar a los ojos a Antón.

No pude. Baje la mirada.

—¿Qué?

Pero el tenía un semblante distinto, y por supuesto que había visto lo que había en el ordenador. Endureció el rostro y se sentó en la cama.

—Sinceramente, pensé que nunca lo investigarías.

Fue un golpe, como si me sacara el aire. No estaba preparada para esto, sinceramente no creo nunca haber estado preparada para esto.

—No se de lo que hablas —murmuré levantándome de la silla y caminando al baño. Pero por supuesto que él no pudo dejarlo así.

—¿Aborto seguro? —sus palabras estaban tan afiladas, o así me parecieron, que me detuve de golpe perdiendo el equilibrio. Mi mano fue a parar en mi vientre, y al darme cuenta de eso la aparte con prisa, casi son asco —Nadie te juzgaría por eso. Pero por lo menos deberías hablarlo.

Me giré, sintiéndome avergonzada, herida y enojada. No tenía lógica, pero en ese momento lo único que escuchaba era como me juzgaba.

—¿Nadie me juzgaría? Es lo que dices Antón, pero si te mirarás en un espejo te darías cuenta de como lo dices. Como si tragaras las palabras.

—Aura...

—No te molestes. Aún no tengo instintos asesinos. Un aborto se puede realizar las primeras dos semanas de gestación. Yo estoy segura que ya pasé por eso. Así que no, puedes dejar de fingir. Nadie matara a nadie.

Y antes de que vuelva a hablar, abrí la puerta y me metí en el baño. Dentro, me miré en el espejo y me prohibí llorar.

Antes de poder hacer nada más, mi estómago subió a mi garganta y me arrodillé en el retrete, pero nada salió de mí. Excepto sollozos silenciosos.

Tal vez era tiempo de aceptarlo, tal vez era tiempo de dejar de ignorarlo.

Iba a tener un bebé. Y eso lo cambiaba todo.

Cuando me levanté y miré mi reflejo en el espejo me tembló la barbilla antes de empezar a subir mi blusa. Mi vientre jamás fue del todo plano, no como en las revistas o películas. A veces se levantaba hinchado y otras mis costillas se marcaban como las fotos de los niños de África, pero hoy, simplemente me pareció terrorífico. No dije nada, ni siquiera hablé, solo mi mano se posó allí antes de que yo cerrara los ojos.

Mi Agridulce Salvación © - #1 Los Sabores del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora