Capítulo 84

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"I couldn't heal because I kept pretending I wasn't hurt

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"I couldn't heal because I kept pretending I wasn't hurt. "

—Anónimo.

Capítulo 84 – Estar sola o perdonarte.

No tienes idea de la palabra miedo hasta que estás en una cama de hospital un poco drogada, pero con la consciencia suficiente, para saber que pronto todo estaría jodido.

Podía tener 18 años, pero mi contacto de emergencia era Daniel Laners y para cuando supe que estaba en camino, entendí que, aunque quisiese sacarme los cables y correr en bata fuera del hospital, no podía hacerlo.

No había forma de evadir esto.

Lo que no significaba que no pudiese retrasarlo, así que estaba en silla de ruedas en el ala del comedor de médicos dónde no me pudiesen encontrar por al menos el tiempo suficiente que pueda prepararme para decirle: Hey hermanito, ¿Qué tal el papel de papá? ¿Bien? Bueno, ahora te toca el de tío jeje.

Si, y mi cerebro no trabajaba con toda la eficacia como para conseguir una mejor línea.

Estaba muerta.

No. Peor.

Estaba embarazada.

Suspiré y gruñí interiormente, mirando a lo lejos una maquinita de bebidas repleta de sodas y jugos. Lastimosamente necesitaba dinero para ello, y pues mi dinero prácticamente aparecía en el banco desde que papás murieron. Ahora no tenía ni tarjetas ni un cajero a la vista.

El seguro seguramente estaría por terminarse, pues los servicios y absolutamente todo lo gastado en Riobamba no caían del cielo, pero de nuevo, no me había preocupado de eso, hasta ahora.

Solo demostraba que no estaba lista para lo que en pocos meses tendría que ser.

A veces, solo a veces me preguntaba si había tomado la decisión correcta al no usar el seguro para viajar a algún lugar y regresar sin mis problemas.

Y eso me hacía sentir culpa hasta no dejarme dormir.

Sacudí la cabeza y volví a fijarme en las bebidas encerradas en la maquinita.

Así que moría de sed y hambre.

Miré de nuevo al frente, tratando de pensar en otra cosa, y al instante el escozor en el pecho al pensar en Aleck apareció.

Apreté los puños y me levanté de la jodida silla, no hacer nada, provocaba pensar en mil cosas. Todas ellas malas.

Con Alecksander en la cabeza, sentía que podía desmayarme o tener convulsiones en cualquier momento.

No tenía tiempo para pensar en el imbécil de cuarta. Simplemente no podía, sentía nauseas y esa horrible sensación de soledad. Y aún así quería entender, quería justificarlo diciendo que cualquiera podría tener esa reacción.

Mi Agridulce Salvación © - #1 Los Sabores del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora