"El amor sólo descansa cuando muere. Un amor vivo es un amor en conflicto."
— Paulo Coelho
Capítulo 42 - Mi agridulce primer amor.
Mirarlo así, de frente a frente siempre me descoloca.
Es la impresión, la forma en la que sus labios se mueven, o la forma en la que se le forma un pequeño hoyuelo en la mejilla.
Pero es él, es que es como si ya me conociera, como si parte de mí es él. Y eso es exactamente lo que no soporto.
Me cruzo de brazos, tratando de darme valor a mí misma.
—Pensé que me evitabas —digo, rompiendo el silencio que no es incómodo, pero si luce significativo.
Cierra los ojos, y la expresión abatida luce tan similar a la de la otra noche que mentalmente me preparo para escuchar algo que tal vez no me guste.
—Evitarlo no lo hará más fácil —suspira y sus ojos me miran, pero es como... es como si no me miraran a mí.
Me he acostumbrado a la mirada cálida y divertida, que siempre me da, pero está que es casi fría e impersonal, es como un golpe que no he podido esquivar.
—¿Quieres que hablemos en las... en las escaleras? —parece confundido, hasta que yo misma cierro la puerta a mis espaldas y camino a la salida de emergencia.
La puerta se abre después de darle un empujón y las luces se prenden en el tramo de escaleras, camino y me siento. Él entra con la espalda tensa y un poco encorvado, aún así, luce decidido y guapo.
Aunque ahora sí que estoy temblando.
—Yo... lo siento por haber hablado estupideces la otra noche —es como si todo el peso de mi cuerpo desapareciera, creo que suspiro y no me molesto en ocultarlo.
Por un momento pensé que...
—No diré que quedan olvidadas, lo que me dijiste aún escuece.
Levanta la vista, y miro el arrepentimiento en sus ojos, yo me dejo caer en las gradas y le dejo espacio para que se siente conmigo, pero no lo hace. De hecho, busca la pared más lejana, y allí se queda.
Arrugo el ceño. Siento que no me gusta como parece nervioso y perdido.
—Bueno, Aura, no es solo eso lo que vine a decir —y de repente es como si de nuevo todo aquello que temía me volviera al cuerpo multiplicado por mil.
—Yo no creo que quiera oírlo.
EL suspira, pero yo he apartado la mirada, mirando el techo.
De repente, la luz se apaga dejando todo a oscuras, los censores ya no detectan movimiento. Aún así nadie hace nada para que la luz regresa.
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Mi Agridulce Salvación © - #1 Los Sabores del Corazón
Подростковая литератураÉl era el chico más guapo e insistente que nunca jamás vio. Y Aura sabía que eso no era una excusa, pero... ¡Pero, cada vez que se alejaba necesitaba volverlo a ver! Se volvió adicta. Lo empezó a necesitar de una manera loca y enfermiza. Transformo...