(+21) (Libro 4) Fue inevitable que Adrián y Alysha no se dejaran llevar por la intensa atracción y la fuerte conexión que los unía desde un pasado que fue muy difícil para el prestigioso médico cirujano.
Adrián y Alysha tendrían que vivir y recorrer...
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Capítulo 50.
(Adrián).
—¿Qué es esto? —achiqué los ojos al ver desde mi posición como mi suegra y la abuela de Alysha lloraban con desesperación, mientras que los agentes que contraté y la policía las escuchaban—. ¿Qué está pasando, Frank? —lo miré con temor, porque no entendía nada.
Mi chófer no sabía qué responderme, ya que también parecía anonadado. Sin esperar a que él detuviera el vehículo por completo, abrí la puerta posterior y salí de repente como pude.
—Cuidado, doctor —me dijo Frankie cuando estacionó la camioneta de sopetón.
Cuando me percaté de que la mamá y la abuela de Alysha lloraban con suma desesperación, mi corazón comenzó a latir con más fuerza y las punzadas que había sentido en mi pecho incrementaron mucho peor. Sin embargo, cuando ellas me vieron caminar hacia ambas, parecían sentirse un poco aliviadas, lo que a mí me hizo sentir más intranquilo.
—No sé como pudo pasar —uno de los agentes les comentó a ambas—. Estábamos encubiertos, así que no entiendo como fue que Jesse supo donde nos localizábamos o lo que hacíamos en ese preciso momento, porque, seguramente, él no se hubiese arriesgado a venir aquí de la nada, a menos que supiese de nuestros movimientos. Alguien nos debió vigilar o le avisaron que nos fuimos a almorzar.
—Eso significa que no puede estar solo en esto —añadió el otro agente—. Definitivamente, tiene un cómplice.
—¿Qué está pasando? —interrumpí la conversación.
Los agentes, la policía, la señora Nery y Anita Nerea, me miraron con preocupación. Parecían apenados y listos para ponerse en marcha, pero no entendía el por qué. Tragué hondo y sentía que perdería el control de mí mismo si no me decían qué carajo estaba pasando.
Frankie comenzó a hablar en voz baja con los agentes y la policía, pero luego de unos largos segundos que me desesperaron y me pusieron de mal humor, se dirigió hacia mí.
—Doctor, debo decirte algo importante, pero necesito que te calmes, por favor —me miró con cuidado, pero no le estaba prestando atención, ya que estaba examinando la casa de los padres de mi novia desde mi posición.
—¿Dónde está Alysha que no ha salido de la casa?
—De eso quiero hablarte...
—Te estás tardando —ignoré su pedido y comencé a caminar hacia la casa, ya que por alguna razón, no quería aceptar lo que ni siquiera había escuchado.
—No está, doctor —Frankie habló detrás de mí—. Creo que fue...
—¿Qué? —fruncí el ceño con seriedad.
—Mierda, amigo —Frankie posó una mano sobre su frente—. No está. Creemos que fue secuestrada.
Presioné los labios, fruncí el ceño mucho más y mis manos se convirtieron en puños. Sentía que respirar pausadamente ya no era una opción para mí, porque era justo lo que no quería oír. De hecho, era lo menos que quería que pasara. Me quedé en silencio, miré la puerta principal del hogar de los padres de Alysha y luego a Frankie.
