Capítulo 46.

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Capítulo 46

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Capítulo 46.

Dos semanas después...

Los días habían pasado volando desde que sucedió el altercado con Jesse en la casa de mis padres. Ese día, después de lo que pasó, Adrián y yo nos reunimos con mi familia y les explicó sobre mi seguridad y lo importante que era el hecho de que ellos también tuvieran cuidado y se mantuvieran alertados ante cualquier movimiento sospechoso.

Evidentemente, ninguno confiábamos en lo que Jesse podía hacer. Y mucho menos después de sus acciones enfermizas y obsesionadas llenas de egocentrismo. La abuela Anita, Jimmy, Leslie y mis padres, estaban al tanto de la obsesión que él mostraba.

Incluso, casualmente, mi padre había tenido que realizar un viaje de trabajo el mismo día que Adrián se marchó a Francia con mi suegro. Al igual que mi novio, mi papá se había sentido preocupado de tener que dejarnos en un momento bastante delicado. Sin embargo, nos aseguró que era importante y que intentaría regresar en cuanto pudiera.

Al menos se había quedado un poco más tranquilo al saber que Adrián le había ordenado a Frankie que trabajara directamente para mi seguridad. Además, agentes del FBI también cubrían algunas áreas en las afueras de mi vecindario. De hecho, casi nunca me percataba de sus presencias, ya que estaban en modo encubiertos.

Para mí todo resultaba una locura en su totalidad. El hecho de que cada día salía escoltada por Frankie hacia el hospital y regresaba de la misma forma, hasta el hecho de que habían agentes del FBI que realmente buscaban un caso contundente contra Jesse y su corrupción. Ellos se habían comprometido a hacer todo lo posible, ya que él sí había realizado cosas ilegales a nivel federal. Sin embargo, necesitaban pruebas que lo señalaran para que no saliera de la cárcel tan fácil como lo había hecho.

Incluso, mis amigos del hospital también estaban al tanto de lo que había ocurrido con Jesse. Sin embargo, mi madre, a pesar de que estaba enfocada en nuestra seguridad, sus ánimos habían decaído un poco, ya que comenzaba a extrañar a mi padre. De hecho, no la culpaba. Me pasaba lo mismo con Adrián, aunque también extrañaba mucho a mi papá. La única diferencia se basaba en que uno estaba más a salvo que el otro.

—¿Ya están listas para comer? —preguntó la abuela Anita, mientras mi madre y yo veíamos en la televisión una de las tantas noticias sobre el virus que estaba causando un caos a nivel mundial.

—No... —mi mamá y yo suspiramos a la par con un aire nostálgico.

—¿¡Qué pasa con esos ánimos, hijas mías! —exclamó la abuela Anita al elevar el cucharón con el que preparaba la cena—. ¡El mundo no se va a acabar porque los amores de sus vidas aún no hayan vuelto! —bromeó.

—Sí, bueno... —bufé—. Qué irónico que lo digas, abu.

«En realidad, el amor de mi vida sí intentaba salvar millones de vidas junto a su padre».

MCP | La Residencia ©️ (Parte 2) (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora