Capítulo 41.

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Capítulo 41

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Capítulo 41.

—Jesse... —balbuceé al verlo fijamente.

Se veía fatal. Su aspecto era muy sombrío y demacrado. No me miraba con furia, pero sí de manera despectiva.

—Sabes que aquí no eres bienvenido, así que vete —iba a cerrarle la puerta en sus narices, pero él la forzó y me miró de una forma que comenzó a inquietarme de verdad.

—Imagino que ya estarás contenta —susurró con frialdad y apretó los dientes—. Debes estar feliz al creer que te has librado de mí, pero te equivocas.

—Hace mucho que lo nuestro acabó, así que tus estúpidos comentarios no vienen al caso.

—Sí, desde que comenzaste a acostarte con el hijo de perra que consideré mi amigo.

—¿Tu "amigo"? —bufé con indignación—. Aquí el único hijo de perra eres tú. Quizá antes yo no estaba muy al tanto de tus mierdas, pero déjame decirte que eres una basura de persona. ¿Adrián tu amigo? Tú no tienes amigos, solo gente estúpida y necia que creen tus falsedades.

—Nere, por favor, necesitamos hablar en realidad...

—¿Es qué no puedes entender que yo no quiero saber nada de ti? Comprende de una vez que no me interesas en lo absoluto y que el hombre que amo es...

Sujetó mi brazo con fuerza y comenzó a temblar en el acto. Estaba completamente loco y fuera de quicio. Incluso, algunas gotas de sudor comenzaron a descender sobre sus sienes.

—No menciones a ese bastardo de mierda. Solo es una basura. Créeme, él no es lo que piensas.

—No me interesa lo que tengas que decir, así que suéltame y vete de una vez y por todas. Adrián está aquí y no quiero que suceda alguna mierda por tu culpa —intenté zafarme de su agarre.

—Te hablo completamente en serio —presionó mi brazo mucho peor—. Sé que cometí muchos errores en el pasado y que los estoy pagando con creces al perderte y no tenerte en mi vida, pero el error de Andy no se puede remediar. No hay solución para él. ¡Nunca!

—¿¡De qué mierda estás hablando!? —continué forcejeando con él—. Lo nuestro sí que no tiene solución. De hecho, nunca debí darte una oportunidad. Después de muchos tropiezos en la vida, me di cuenta de que para mí siempre ha sido él.

—¡No!

—¡Sí, Jesse! —estaba perdiendo la paciencia—. A veces, sí intuimos o sabemos la verdad de las cosas desde un principio, pero podemos comportarnos como estúpidos al no querer ver la realidad —le dije con desprecio—. Fue precisamente lo que me pasó contigo, así que lárgate y no vuelvas a joderme la vida nunca más.

Aunque él escuchaba mis palabras con claridad, parecía negado, obsesionado y alterado. Cuando intenté zafarme una vez más, escuché unos pasos agitados que se aproximaban.

—¿¡Qué haces en esta casa!? ¡Suélta a mi mujer! —rugió Adrián al acercarse y zafarme del agarre de Jesse—. ¡Quítale tus asquerosas manos de encima!

Jesse se rio en su cara, pero Adrián no le mostró importancia al posicionarse delante de mí, cubriéndome de su alcance.

—Así los quería ver, como dos traicioneros que se la pasan revolcándose como dos hijos de puta.

—No vengas a hablar de moralidad en mis narices y lárgate de aquí antes de que venga Frankie o la policía —le advirtió—. ¿Quién coño te crees para aparecerte aquí como si nada hubiese sucedido? —estaba realmente molesto.

—¡No, Andy! ¿¡Quién te crees tú para hablarme con esa estúpida autoridad de siempre en la casa de mi exnovia con la cuál me traicionaste!?

—Y lo volvería a hacer —el cuerpo de Adrián parecía tenso y rígido—. Es mía y solo mía, porque soy yo quien se lo mete y eso jamás lo tendrás. Su hombre soy yo, ¿entendido?

Jesse engrandeció los ojos ante las palabras y la seguridad de Adrián.

«Nere, ya había sacado el macho alfa a pasear».

—No sé por qué me sigo sorprendiendo de tus actos tan abiertos. En el fondo, siempre has sido un miserable y un malnacido. Eso no cambiará.

—Es cierto, pero durante casi toda mi miserable vida siempre la he escogido a ella por encima de cualquiera. Qué lo haga contigo no es nada.

Jesse presionó los puños, a punto de golpear a Adrián. Podía sentir como los latidos de mi corazón eran cada vez más acelerados. Mi preocupación de que le hiciera daño a mi hombre incrementó.

—¿Te sientes valiente, hijo de puta? —Jesse se rio frenéticamente y por un momento tomó un par de bocanadas de aire—. Si tan orgulloso te sientes de haberme quitado a Nere, ¿por qué no le cuentas el por qué nunca niegas los insultos que digo sobre ti y tu miserable vida?

—¡Jesse, ya basta, carajo! —gruñí con impotencia. Me nacían las ganas de golpearlo fuertemente.

—¡No, Nere! ¡Claro qué no basta! ¡Andy no es lo que crees y no me iré de aquí hasta que sepas la verdad!

No podía entender la razón de su insistencia. Estaba tan concentrado en que yo le hiciera caso a lo que decía que, de cierta manera, me inquietaba. Sin embargo, el pasado de Adrián no me importaba, ya que solo me interesaba el presente y el futuro junto a él. Aun así, Jesse se negaba a comprender que nada de lo que dijera o hiciera haría cambiar mis sentimientos por el ojiverde. Lo amaba con todas mis fuerzas como para dejarlo de lado por situaciones que ya no venían al caso.

MCP | La Residencia ©️ (Parte 2) (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora