(+21) (Libro 4) Fue inevitable que Adrián y Alysha no se dejaran llevar por la intensa atracción y la fuerte conexión que los unía desde un pasado que fue muy difícil para el prestigioso médico cirujano.
Adrián y Alysha tendrían que vivir y recorrer...
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Capítulo 16.
Varios meses después...
Sentía un poco de ansiedad y emoción al marcar con el bolígrafo la última respuesta de mi examen de revalidación como médica. Suspiré profundamente y recosté la espalda sobre el respaldar del asiento. No podía creer que estaba por terminar el internado. Me resultaba más que emocionante. Sin embargo, no estaría segura y satisfecha hasta que el resultado de este estuviera en mis manos. Era lo único que me faltaba para saber si finalmente me había convertido en doctora.
Había terminado el examen veinticinco minutos antes de la hora pautada para la finalización de este. El dolor de cabeza me estaba torturando y no podía evitar masajear mis sienes al mirar de reojo a los demás internos.
Kenneth estaba demasiado concentrado y parecía una estatua, ya que no se movía ni un poco al mantenerse leyendo su examen. Gloria se mostraba más nerviosa y sudaba frío. Ella miraba los papeles y el ordenador portátil como si fuese una tortura de la que no podía salir. Aunque, prácticamente, era la manera en como la mayoría de los internos lo sentíamos en el momento. Cada uno de nosotros nos estuvimos preparando para el gran día y al fin había llegado.
Hacía meses que las cosas habían estado más tranquilas de lo normal en todos los aspectos de mi vida. No sabía nada de Jesse o de Amanda, aunque sí sabía que ella había cumplido varias semanas de cárcel por lo que sucedió en las afueras de mi hogar.
Mis padres estaban más enamorados que nunca y sus escapadas como dos tortolitos no faltaban. Sin embargo, mi papá parecía más exhausto de lo normal, ya que, según me había dicho, le habían ofrecido otro trabajo como científico. Yo suponía que tener ambos trabajos lo mantenían muy ocupado.
Mi hermano Jimmy había terminado un semestre más en la universidad con excelentes calificaciones, dispuesto a que estas se mantuvieran impecables para solicitar estudiar medicina en un futuro más cercano. Tenía que admitir que había subestimado un poco la relación que mantenía con Leslie, ya que ambos formalizaron y eran novios oficialmente.
Damián había ganado más prestigio en su área de trabajo. Y aunque las discusiones entre él y Gloria eran el pan de cada día, por alguna razón que todavía desconocía, habían aprendido a llevarse más o menos bien. Además, también me había enterado de que se había hecho dueño de la clínica ambulatoria para la cual trabajaba algunos fines de semanas. Sin embargo, todos los detalles mencionados, no los sabría si no fuera por mi amiga.
Suspiré y por algunos instantes recordé todo lo que había sucedido y vivido desde que comencé el internado en el «Hospital General de Puerto Rico». Me sentía un poco nostálgica, ya que en el momento terminaba una etapa llena de tantas novedades, curiosidades, misterios y un sueño que casi se cumplía.
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—Señorita Doménech, ¿ya terminó? —me preguntó el doctor Santiago, quien había sido mi dirigente desde que comencé el internado. Él miró la hora en su reloj de muñeca y luego analizó mi expresión—. Faltan algunos minutos para recoger los exámenes, pero puede entregar el suyo si ya se siente lista.
